Fue hace cien años, exactamente la noche de un 10 de junio de 1919, cuando La Enmascarada besó las mejillas morenas de Medardo Ángel Silva. Su fijación con la muerte o su curiosidad con ella estuvo presente desde muy pequeño, era desde su ‘hamaquita de mocora’ cuando veía pasar sobre la calle Juan Pablo Arenas aquella marcha cargada de dolor y adiós, se trataba de los cortejos fúnebres que tenían como destino el Cementerio General de Guayaquil.

Su alma de poeta bautizó con nombre propio a la muerte, a quien llamó de diferentes formas: La Enmascarada, Madre Nodriza y Emperatriz. Son algunos los escritos donde se refiere a ella de manera muy cercana, acostada en su lecho o caminando por La Quinta Pareja. La extraña visita, Muerte Perfumada, La Hora, Lo tardío, La visita de la muerte, Canción del Tedio; son algunos de los poemas donde versa sobre ella. 

Para Julio Ortega quien interpretó al insigne escritor en la película 'Medardo', la muerte siempre tuvo rostro de  mujer. "Yo creo que Medardo era una persona que clínicamente veía la muerte como esa mujer perfecta que significaba la pasión, el estado carnal, para él era como el sueño de todo hombre. Yo pienso que todos tenemos un personaje que nos vuelve loco y que despierta diferentes sensaciones, pasiones e interés (...) la muerte lo visitaba desde niño.", explica Ortega. 

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Confiesa que como actor realizó un estudio profundo del personaje, lo que permitió entender a Medardo y su decisión de suicidarse. "Era una persona muy depresiva, muy atormentado por la circunstancia, por la sociedad, por la vida, tenía un tema existencial que resolver... luego la muerte se le presenta como solución.", añade

La pregunta es: ¿Son sus escritos que condenan a Medardo A. Silva como un ser depresivo? ¿Es por esto que se lo señala como el poeta suicida? ¿Es correcto hacerlo?

Dos psicólogos que conocen sobre la vida del escritor responden a estas interrogantes mediante un breve análisis que parte del punto de vista clínico.

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Foto Mishell Sánchez

"Convaleciente de aquel mal extraño,

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para el que sólo tú sabes la cura,

como un fugado de la sepultura

me vio la tarde, fantasmal huraño"

La muerte perfumada

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El Tedio Vivir

Psic. Miguel De la Rosa Garcia

El meollo de Medardo no está en que escribiese sobre la muerte, sino que no pensase en la vida, o más bien que el único modo de transitar por la vida fuese escribiendo sobre el dolor y la muerte. Su disposición a pensar en la muerte, es previa a su iniciación en el arte. El arte, al igual que otras actividades culturales, puede ayudarnos parcialmente a tramitar nuestros impulsos, pasiones y frustraciones; no es la solución absoluta… ¡Hay que arriesgarse a vivir!

Hay situaciones que marcan su vida: pérdida temprana de su padre, extrema pobreza, habitar frente a un cementerio; lo que debe interrogarnos es la razón por la cual Medardo se quedó fijado a estas experiencias.

Él no padece de depresión. En la depresión se apaga momentáneamente el deseo por la vida; experimentarla no nos define como depresivos -no es una categoría, sino un estado-. Reconocer las razones que nos sumergieron en aquel estado podría encender nuevamente aquel deseo.

<<¿Por qué, cuando soñaba mis sueños infantiles,

en la cuna, a la sombra de las gasas sutiles,

de un ángulo del cuarto no salió una serpiente

que al ceñir sus anillos en mi cuello inocente,

con la flexible gracia de una mujer querida,

me hubiera librado del horror de la vida?>>

Lo Tardío 

Sin embargo, en este personaje, el deseo por la vida parece ausente desde temprana edad. Podemos notarlo en su poema 'Lo tardío' en el cual habla de su infancia, de cómo preferiría haber sido asfixiado por una serpiente, o en 'Canción del tedio', poema en el cual describe la ausencia de sentido de su vida. Esto nos hace pensar en un padecimiento melancólico.

No podemos responsabilizar al arte como motor o reforzador de un estado depresivo: ¿La culpa es del vino o de quien lo consume? Es el mismo dilema.

Debo decir que cada persona tiene una responsabilidad ética con su psiquis. Su historia y el modo en cómo se la subjetiva dejan marcas que se constituyen en defensas e ideales para transitar la vida. El arte puede tocar lo más profundo del ser: convertirse en consecuencia de un estado, pero no causa.

"El arte es una vía de expresión, y Medardo se sostenía de ella"

Psic.Christian Arias Toscano

Sin lugar a dudas, en las letras de Medardo Ángel Silva está plasmada su subjetividad. Podemos considerarlo una persona con un altísimo nivel de dolor que llega al padecimiento patológico de lo que en el psicoanálisis llamamos "melancolía", como el deseo de no vivir tal como lo definió Freud (Justo en aquella época 1900).

La depresión podría ser pensada como un ‘bajón’ anímico, que se caracteriza por una desmotivación, pérdida momentánea del sentido de la vida (Desinterés, apatía, tristeza, irritabilidad, etc) y de los planes que se puedan hacer en ella. La melancolía, además de poder presentar estos rasgos de la depresión, se diferencia de ésta por su firme deseo de no vivir que va configurando lo que actualmente llamamos ‘perfil suicida’.

Un sujeto depresivo, en algún momento, puede salir de ese estado. Mientras que alguien cuya estructura psíquica es la psicosis-melancólica tarde o temprano puede llegar a terminar con su vida, en especial cuando ésta se ha configurado en torno a una persona de la cual se aferra para que su vida tenga existencia. "El día en que me faltes, me arrancaré la vida"

Claro, qué sentido podría tener la vida de una persona si esa vida estaba en función de una persona que no correspondía su amor.

Por lo general, los artistas que han llegado a tan alto éxito logran plasmar en su quehacer su sensibilidad con la vida. Es casi un requisito que un artista sea una persona sensible, con otros intereses y afinidades. Muchos logran expresar esa sensibilidad en torno al arte (En sus diversas formas) y este le da cierto sentido en su vida que los vuelve funcionales y logran desenvolverse cotidianamente.

Sin embargo, hay otros que a pesar de lograr sostener su inestabilidad por medio del arte en algún momento su sufrimiento y demás cuestiones psicológicas, lo terminan venciendo como en el caso de Silva, Alejandra Pizarnik, Robin Williams, entre otros.

Esa ‘afinidad’ por los temas oscuros, esa ‘oda a la muerte’, si así lo podemos llamar, no era otra cosa más que tramitar lo que estaba en su interior. El arte es una vía de expresión, y Medardo se sostenía de ella. Pienso en Pizarnik como otra escritora, poetisa argentina, con unas letras también cargadas de ese matiz de dolor, paciente psiquiátrica que también terminó con su vida. Esa ‘afinidad’ por la muerte no es otra cosa que expresar aquello por lo cual se identifican: -Ser para la muerte-.

"Por la noche la Muerte las alcobas visita

donde dormimos nuestros apetitos bestiales y,

buen vendimiador, los frutos escogita

de sus vendimias eternales"

La extraña visita

Finalmente, son varios aspectos que el caso de Medardo nos muestra, además de su genialidad literaria. Van de la mano de su sufrimiento psicológico el entorno, la época (Primera guerra mundial), la sociedad; todo influye en la forma en que concebimos nuestra vida y en la manera cómo decidimos vivirla.

Es lo que explicó Freud en su libro ‘El malestar en la cultura’, la época juega un papel importantísimo, los acontecimientos, costumbres, estereotipos y demás; todo va determinando nuestra estructuración psicológica. Somos seres sociales e históricos. (O)