La película Bohemian Rhapsody no estuvo exenta de críticas en su lanzamiento en octubre del 2018, los más puristas citaban errores cronológicos –tienen razón– y en cómo se sucedieron ciertos hechos en la vida real versus lo que se vio en pantalla. Yo solo me voy a limitar a decir que los 22 minutos de duración de la recreación del impresionante concierto de Live Aid en Wembley son una de las mejores experiencias cinemáticas y musicales que me haya tocado vivir. Es sorprendente el hecho que se grabara todo en una sola toma, y que además haya sido la primera toma que se filmara de la película.

Además de ser la biopic musical con mayor taquilla en la historia, su extenso bagaje de nominaciones y premios, tanto al filme (Globo de Oro mejor película dramática, nominaciones Bafta y recientemente también candidata al Óscar), como a su actor principal, Rami Malek (ganador Globo de Oro y del Bafta, nominado también al Óscar -foto círculo), dejan una clara evidencia de que se trata de un éxito en la industria del séptimo arte, la cual –con la fórmula perfeccionada a la mano– se prepara a multiplicar la puesta en escena de filmes basados en estrellas de rock. Chris Cornell, Janis Joplin, Elton John, Journey, The Beatles (otra vez), entre otros proyectos, estarán listos para ser expuestos en el celuloide a partir de este mismo año.

Y mientras tanto la gigantesca ola en que se ha convertido Bohemian Rhapsody sigue su curso inmutable, muchos han procurado subirse a la cresta y aprovechar su éxito para rememorar o hacer tributos de diversa índole sobre el tema. Conciertos de homenaje, documentales, puestas escénicas con la música de Queen de fondo.

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La Bota, el microteatro del malecón del Salado, también ha aprovechado el “momentum” y está presentando por todo el mes de febrero su tributo a Queen, con obras centradas alrededor de Freddie Mercury.

De miércoles a sábado, con horarios continuos desde las ocho hasta las once de la noche, las obras son de género comedia o drama, con distintos resultados. El humor me parece muy juvenil y obvio, y si bien hay una buena intención de ver más allá del tabú de la sexualidad de Freddie Mercury, su música en realidad está en un muy distante segundo plano. Notable excepción para God save the Queen (foto principal) dirigida por Raúl Sánchez McMillan e interpretada por Hugo Alejandro Chávez, de quien destaco mucho, además de su compromiso con su papel de Freddie, su aplomo en contar la historia a través de canciones interpretadas por él mismo, mayormente en español, modificando la letra de temas insignes de la banda, para marcar la narrativa. (O)