Hace tres años, Spike Lee anunció que no iba a asistir a los Premios Oscar como una protesta en contra de lo que consideraba las omisiones de la academia al momento de premiar a los artistas negros. En esta ocasión fue la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas la que llamó al director de ‘El infiltrado del KKKlan’.

¿Cómo se siente con la nominación?

Pues se siente de maravilla. Estamos muy contentos. Estábamos todos juntos en la cama frente a la televisión y saltamos con el anuncio. El perro nos ladraba, no sabía qué estaba sucediendo (risas), pero es un buen día.

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Ha dicho que después de la experiencia con ‘Haz lo correcto’ no tenía esperanzas de que la academia fuera a reconocer su trabajo. ¿Qué significa estar nominado ahora, treinta años después?

Bueno, siempre que hay un premio de por medio es necesario pensar en quiénes son los que deciden al ganador. Actualmente los miembros de la academia representan mucho más a la diversidad del país que en aquel entonces. En definitiva, #OscarsSoWhite (la campaña en redes que criticó la ausencia de personas negras en las nominaciones) alentó a la academia a ampliar su membresía y por eso ahora ves películas hechas por personas negras o no blancas que son reconocidas como no lo eran en el pasado.

Mucha gente trabajó en esta película, frente a la cámara y detrás de ella. Además hubo toda esta mercadotecnia… esta campaña de los Óscar. No habría podido hacerlo solo. La gente realmente se esforzó. Todo el mundo me ha preguntado desde el principio: “¿Cómo te sientes respecto a las posibilidades esta película?”. Me encanta estar en este punto con el filme: somos la apuesta improbable de ganar y me gusta estar en esa posición. Nunca he sido el favorito. Nunca. Y puedes citarme: somos el caballo negro de la carrera. En todos los sentidos.

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¿Siente que esta nominación tardó mucho?

Mira, no es ningún secreto. Treinta años es mucho maldito tiempo. Pero ¡no me quejo! Es un día de alegría. Me siento bendecido por este día. Bendecido por el reconocimiento. Tengo la sensación de que el reconocimiento no es solo para la gente que trabajó en la película, sino para la gente que ha trabajado en mis películas desde 1986.

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A partir de su largo historial de hacer cine, independiente o con estudios, ¿hubo algo acerca de la película El infiltrado del KKKlan que le hiciera pensar que podía tener un impacto distinto al de otros filmes?

Bueno, cuando Jordan Peele (el productor) me llamó y me dijo que la trama era que “un hombre negro entra infiltrado en el Ku Klux Klan”, me intrigó, porque con lo absurdo de esa premisa viene el humor. Kevin Willmott (coguionista) y yo sabíamos que, si podíamos usar la película para conectar el pasado con el presente, podríamos lograr algo que conectara con la gente. Y fue muy difícil hacerlo, pero tuvo éxito. Le habla directamente al mundo en el que vivimos en la actualidad, con este hombre en la Casa Blanca.

(...) Esta película aborda directamente la locura y el caos de este mundo de locura y sin cabeza (risas). Creo que en los años venideros, cuando los historiadores busquen alguna obra de arte que demuestre con claridad lo que ocurre en esta época, El infiltrado del KKKlan será una de las primeras cosas que vean, porque esta película está del lado correcto de la historia.

En 2015 dijo que es más fácil que un hombre afrodescendiente logre ser presidente de Estados Unidos que director de un estudio cinematográfico. ¿Sigue sin haber mucha gente afrodescendiente dirigiendo estudios de cine?

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(Risas) Y sigo pensando lo mismo. Creo que una de las últimas fronteras para que sí haya diversidad (en la industria) es que exista entre los guardianes y quienes controlan el acceso. La gente que dirige medios y que decide qué se hace y qué no. Hasta que no alcancemos una diversidad en ese ámbito, seguiremos teniendo problemas. (E)