Para Carlos Acosta, hijo de un camionero de raza negra en Cuba, superar la pobreza, los prejuicios y la política para convertirse en una leyenda del ballet global, escribir sus memorias, así como fundar una compañía de danza no era suficiente.

El bailarín cubano, de 45 años, que ganó fama cuando era un adolescente animado por el atletismo y el virtuosismo del ballet, presentó esta semana su película biográfica en el Festival de Cine de La Habana. Yuli animó a los espectadores a reír, llorar y emocionarse para arrancar fuertes aplausos en los espectadores. “Esta es la historia de los cubanos, así que no es solo mi historia”, dijo Acosta.

Yuli, dirigida por la española Iciar Bollaín, combina un relato ficticio de Acosta basado en sus memorias tituladas No way home, con imágenes de archivo que lo muestran bailando en originales coreografías que representan capítulos de su pasado.

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Acosta se retiró del Royal Ballet en el 2015. La película, escrita por el británico Paul Laverty, recibió cinco nominaciones a los premios Goya del cine español. Yuli refleja el sufrimiento de las familias cubanas divididas por el exilio, batallando por sobrevivir cuando el país atravesaba una profunda crisis económica tras la caída de su antiguo aliado, la Unión Soviética. 

La cinta tuvo su estreno mundial en el Festival de Cine de San Sebastián en septiembre y expone lo difícil que podía ser para artistas como Acosta obtener un permiso del Gobierno cubano para trabajar en el extranjero, que con frecuencia era clave para forjar una carrera.

Yuli celebra el sistema de educación gratuito de Cuba que proporcionó entrenamiento de ballet de primer nivel a los descendientes de esclavos africanos de un barrio en ruinas en las afueras de La Habana.

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El núcleo emocional es la compleja relación con su padre, Pedro Acosta quien, dado su entorno machista y humilde, lo envió a la escuela de ballet para mantenerlo al margen de los problemas del barrio. 'Yuli' es el apodo que su padre le puso.

Acosta dijo que esperaba que su historia animara a otros niños a superar prejuicios y, en general, diera esperanza a un mundo muchas veces oscuro.

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Su autobiografía No Way Home se publicó en 2007 en Europa, pero todavía no está disponible en Cuba. El bailarín espera que las autoridades cubanas distribuyan copias del libro tras la exhibición del filme.

Acosta se unió a un conjunto de críticas a un decreto que entró en vigor el viernes en Cuba, contra el que se han manifestado muchos artistas por preocupaciones de que genere censura.

"Debería consultarse a los artistas para proponer cosas así. Debemos tener cuidado porque sabemos que sin arte no hay país", concluyó. (I)