Cuando una película que se encuentra en las carteleras de los cines ha calado en la retina de un espectador, este se queda con una idea fija en su cabeza: ‘tengo que volver a verla’. Para ello hay pocas opciones; o se compra un boleto para disfrutar nuevamente de la cinta que tanto le gustó o se espera hasta que esta llega a internet y en el último de los casos a la televisión de pago.