¡Luces, celulares, acción! Sí, ahora, los costosos equipos de producción y grandes estudios cinematográficos ya no son un requisito para crear contenidos audiovisuales como películas, cortometrajes o videoclips. En esta era digital, toda persona con un celular en mano puede convertirse en un novel cineasta, claro, los conocimientos en producción y cinematografía siguen siendo necesarios.

En Colombia, el festival Smart Films comprobó por cuarto año consecutivo que esta propuesta de cine con celulares democratiza la comunicación. En su primera edición, 704 cortos se postularon y más de 3.500 participantes expusieron sus trabajos. En la cita de este año, las cifras se triplicaron. “Con esta cantidad de contenido entramos en esa revolución audiovisual y entendimos que la gente ya no tenía excusas, que la gente quería contar historias a través del cine”, sostiene la actriz colombiana Yessenia Valencia, gerenta general de Smart Films.

Para el cineasta estadounidense Oliver Stone, quien participó como jurado en esta cita, este tipo de iniciativas son trascendentales en la industria. “Los cortometrajes ayudan a aprender a caminar antes de correr. Festivales como este son de gran escala para un futuro e impulsan a las personas a ser únicos”, dice.

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Stone, quien eligió el mejor cortometraje hecho con celulares, afirma “que es importante el trabajo que se hace con celulares para la industria del cine. Son nuevos formatos que nos hacen repensar qué estamos haciendo para impactar y que esto siga en vigencia, pero con esencia”.

Esta propuesta fílmica en crecimiento se fortalecerá con la creación de una plataforma digital, similar a Netflix, con las producciones de este festival. “Estamos preparándonos para albergar en una plataforma móvil los más de 2.000 cortometrajes que han participado en las cuatro ediciones de SmartFilms. SmartPlay será una aplicación de cine de bolsillo que servirá además como directorio global de realizadores con teléfonos móviles”, revela Fernando Barrero, director de cultura y comunicaciones de Cafam.

Las experiencias

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Juan Carlos Mazo es un joven director que está probándose en este formato de cine. Su cortometraje Sangre y levadura fue el ganador en la categoría profesional de la competencia Smart Films y su trabajo además de ser evaluado por el propio Stone, recibió múltiples elogios del cineasta.

Su corto, con una duración de cinco minutos, lo grabó con un iPhone 7 Plus y con la aplicación Film Pro, que permite manejar de manera manual la cámara (Iso, velocidad, foco).

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“Todo el corto lo hice a mano alzada sin ningún tipo de trípode o steady cam y la posproducción fue con Adobe Premier en computador”, cuenta Mazo sobre el proceso.

En Sincard, el colombiano Andrés Gómez también empleó una aplicación para filmar a 4K, lo que mejora el proceso de posproducción.

“Se utilizó la aplicación Pro Cam, que es la que permite extender la resolución en la que se filma con el celular y permitió también manejar la exposición de la fotografía y eso ayudó mucho a que la estética y la fotografía de la película mejorara a diferencia de las herramientas básicas de un celular”, detalla.

Los filmes se editan, colorizan y se manejan efectos en el computador. “Filmar con celular es un reto, tener ese obstáculo de filmar sin una cámara profesional y quitarse muchos obstáculos de encima”, manifiesta. (I)

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