Michael Arroyo, extremo zurdo, se unió a Deportivo Quito en el 2009 tras su paso por Emelec, en el que fue suspendido por dopaje. Rubén Darío Insúa, entrenador argentino que estuvo a cargo del equipo chulla en esos tiempos, recordó cómo lograron que Arroyo se recupere y despunte en esa campaña en la que fueron campeones.

El 20 de septiembre de 2007, EL UNIVERSO informaba que el volante “dio positivo en un control antidopaje efectuado luego del juego (de Emelec) contra Deportivo Cuenca, en el Alejandro Serrano Aguilar, el 29 de agosto. El resultado del examen de orina al que fue sometido Arroyo determinó restos de marihuana. Ahora se espera la ratificación con el análisis de la muestra B que se efectuará en Chile”.

Y cinco días después, Arroyo recibió de la Comisión de Disciplina de la Ecuafútbol (FEF) dos años de suspensión por dopaje. “El centrocampista azul dio positivo por consumo de marihuana en un control antidopaje. Luego del primer examen se remitió una contraprueba a un laboratorio de Chile y esta volvió a dar positivo, razón por la cual se le aplicó la inhabilitación”.

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En febrero del 2008, entrevistado por EL UNIVERSO, Arroyo contó: “Por joda agarré y probé (marihuana). Después, en un partido con el D. Cuenca, salí sorteado para el dopaje y después de quince días me mostraron la carta de que había dado positivo. Cuando me notificaron, me dije que había que levantarse y salir adelante, que ese es un tropiezo, cosas que pasan para que uno siente cabeza. Eso (la droga) no es para los futbolistas ni para nadie, porque eso no hace bien”.

En abril del 2008 se le levantó el castigo al hacerse oficial que el tiempo de suspensión fue recortado porque en el Congreso de la FEF, en enero de ese año, se reformó el artículo que se le aplicó tras dar positivo. La Ecuafútbol explicó que se estableció que la sanción máxima por dopaje iría de seis meses a un año.

Y con este antecedente recaló en el Quito. Insúa, en diálogo con la radio Área Deportiva, comentó: “Le conseguimos un departamento en un sector muy bonito (de Quito) y solamente podían tener acceso su mujer y su pequeña hija. Entendió el mensaje y tuvo un desempeño extraordinario, hizo los dos goles en las finales (al Deportivo Cuenca)”.

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“Solo estando un año en el Quito ya pudo irse al exterior (al San Luis de México). El club pagó $ 140.000 y lo vendió en $ 2′500.000. Se comportó dentro y fuera de la cancha. Fue uno de los mejores jugadores que me ha tocado dirigir”.

En su segundo paso por Barcelona Sporting Club volvió a ser suspendido. Un año de suspensión deportiva –apelable– recibió el jugador luego de haber dado positivo en un control antidopaje, por segunda vez en su carrera, según dictaminó el 28 de noviembre de 2018 la Comisión Disciplinaria de la FEF.

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Arroyo había quedado en el centro de una polémica, luego de que no atendió un control antidopaje en el estadio Monumental, tras el Clásico del Astillero de octubre pasado. La muestra se la realizó luego en una clínica, donde fue atendido por molestias físicas luego del encuentro, ante el reclamo del responsable médico de Emelec. (D)