“Ya quedamos pocos”, le dijo con nostalgia Rómulo Gómez a EL UNIVERSO en enero del 2018. Cuando el exvolante declaró aquello en este Diario se refería a la desaparición física de muchos de sus compañeros de Emelec. Fue durante una entrevista mantenida un mes después de las celebraciones por los 60 años de la consagración eléctrica en el primer torneo nacional de fútbol de 1957.

Lamentablemente, desde el viernes pasado, el fallecimiento de Rómulo Gómez hizo que se redujera aún más el número de esos históricos emelecistas que dieron una vuelta olímpica en el estadio George Capwell tras vencer 2-0 al Aucas en diciembre de 1957. Fue “entre los aplausos de sus numerosos parciales”, publicó EL UNIVERSO, como Emelec alcanzó la primera de sus estrellas en la edición inicial del campeonato ecuatoriano de balompié.

Rómulo Gómez revive recuerdos del primer título

Pocos de aquellos patriarcas azules de 1957 sobreviven. Sin embargo, ni la muerte impide que el nombre prestigioso de Gómez permanezca eternizado en la memoria, al igual que los de Carlos Alberto Raffo, José Vicente Balseca, Cipriano Yu Lee, Jaime Ubilla, Daniel Pinto, Mariano Larraz, Jorge Carusso y de otras legendarias figuras emelecistas.

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Gracias a Raffo

Contaba Gómez en el 2018: “En 1957 jugué en Emelec uno de los mejores años que tuve. Jugué por la amistad que tenía con Flaco Carlos Raffo; él hizo que compraran mi pase, que era de 9 de Octubre. En ese entonces el presidente del club era Gabriel Roldós”.

Los recuerdos del emocionado Gómez, fue entrevistado por este Diario en el recién remodelado estadio Capwell, no cesaron. El escenario de varias de sus batallas deportivas más brillantes le refrescó la memoria en el 2018.

Contó una anécdota como si estuviera viviendo nuevamente el momento cuando tomaba el bus para ir a la práctica en el Capwell. “Desde muy jovencito esperábamos un carro de la Empresa Eléctrica que pasaba todos los días a las 05:00 por la calle Quito y nos embarcábamos en Urdaneta y Quito. Ese bus nos traía hasta acá (al estadio) para entrenar. Ganábamos 800 sucres por el sueldo y 800 más por trabajar (en la Empresa Eléctrica)”.

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Marcar a Pelé

“En esa época (1957), al lugar al que iba Emelec, daba espectáculo y se imponía a cada rival. Por eso nos llamaban el Ballet Azul. Jugábamos bien. El único objetivo que teníamos en mente era salir victoriosos”, relató Gómez en otra de las varias charlas con este Diario en tiempos recientes.

Rómulo Gómez (i) junto a Pelé el 11 de enero de 1959, antes del duelo amistoso que ganó Santos a Emelec en el estadio George Capwell. Foto: Reproducción de Diario El Universo

Gómez estuvo en la cancha del Capwell el 11 de enero de 1959 cuando se anunció el que sería “el gran espectáculo futbolístico del año”. El Santos FC se presentó por primera ocasión en Guayaquil con el joven astro Pelé como máximo generador de expectativa. El crack de 18 años, que siete meses antes había ganado la Copa del Mundo de Suecia 1958 con Brasil, enloqueció a los jugadores de Emelec y al público que llenó el escenario. Gómez marcó a Pelé, autor de un doblete en la victoria paulista 3-1.

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El 2-1 llegó a los 55 minutos luego de “una falta de Gómez sobre Pelé. Tras el tiro libre, Pelé cabecea entre Galarza y Argüello”, reseñó EL UNIVERSO. Por los millonarios, reforzados para el amistoso, formaron Yu Lee; Raúl Argüello, Cruz Alberto Ávila, Luciano Macías; Rómulo Gómez, Jaime Galarza; Balseca, Américo Castromán (Alberto Spencer), Raffo, Carlos Altamirano y José Aquiño.

Campeón con Barcelona

En Barcelona también exhibió Gómez su clase y su entrega. En 1965 los canarios obtuvieron invictos el título del certamen profesional de la Asociación de Fútbol del Guayas. Cucho Gómez, bajo el mando del técnico uruguayo José María Chema Rodríguez destacó en la otra escuadra del Astillero junto a Helinho, Lucianos Macías, Vicente Lecaro, Miguel Cortijo Bustamante, Alfonson Quijano, Moacyr, Washington Muñoz, Helio Cruz y más estrellas.

Según Mauro Velásquez en su libro Historia del Barcelona SC (aparecido en 1986), dijo que “a juicio de quien escribe no volvió jamás a tener el cuadro barcelonés un equipo de la calidad, disciplina táctica y juego de conjunto que poseyó el de 1965 (...) Combinó la fuerza de Rómulo Gómez con el trabajo sacrificado del veterno Clímaco Cañarte, puntero ventilador; y el talento, la exactitud en el pase y la elegancia del mundialista brasileño Moacyr Pinto”.

En su paso por la Selección Gómez integró la alineación que en el Sudamericano de 1959 en Guayaquil (Copa América) logró ante Argentina, en el estadio Modelo, el primer punto tricolor en un juego oficial contra los gauchos: 1-1, el 12 de diciembre. Gómez fue titular en la línea media junto a Carmelo Galarza. El 25 de diciembre de 1959 Ecuador venció por primera vez a Paraguay en la historia (3-1) y también fue Gómez protagonista de esa jornada memorable del campeonato de la Conmebol.

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‘La mejor Selección’

Además, el mediocampista nacido el 6 de junio de 1936 en la Tricolor cuando esta tuvo su estreno absoluto en las eliminatorias al Mundial de la FIFA. Ecuador no pudo rebasar el obstáculo que le puso la superpotencia Argentina en un minitorneo de apenas dos compromisos rumbo a Chile 1962.

La Selección de 1965 es, para mi criterio, la mejor de todas las que he podido observar, incluyendo a las tres tricolores mundialistas. En esa apreciación tengo la suerte de coincidir con maestros del periodismo ecuatoriano como Mauro Velásquez; algo parecido piensan Alberto Sánchez Varas y Ricardo Vasconcellos Rosado. El grupo de 1965 reunía a jugadores de altísimo nivel futbolístico”, opinó en este Diario Mario Canessa en una columna aparecida 24 de febrero del 2018.

Hablaba Canessa de cuando Ecuador estuvo cerca de clasificar a Inglaterra 1966 y, para variar, uno de los elementos de “altísimo nivel futbolístico” a los que hacía mención era Rómulo Gómez, quien dejó su huella en el combinado nacional cuando los premundiales duraban solo dos o cuatro fechas.

El reloj de Capwell

Cucho Gómez ya era una leyenda antes de su fallecimiento. Compartió mediocampo con Jorge Bolaños, plantel con Alberto Spencer, y no bajó la guardia contra Pelé. Por eso decía que “siempre puse amor y capricho” cuando jugaba. ¿Y lo más preciado que le dejó el fútbol?, se le consultó una vez. “Todos los amigos que he tenido gracias a Emelec”, respondió el porteño.

Gómez era un futbolista de otros tiempos y a la vez de cualquier época. Una anécdota con el ‘padre’ de Emelec, que contó muy emocionado, refleja, eso sí, la sencillez del recio volante de 1,86 metros. “Una vez jugué muy bien un Clásico del Astillero y George Capwell me dio un manazo en la espalda –con esos dedos con los que paraba la bola de béisbol– y me dijo: ‘Sé que has jugado muy bien’, y me regaló un reloj Omega”. (D)