La inflación en el mercado de fichajes obliga a reinventarse al Real Madrid. La irrupción de los clubes-Estado y la pujanza de la Premier League han encarecido hasta convertir a las estrellas en jugadores prohibitivos: traspasos disparados, defensas que cotizan a 80 millones de euros ($ 85.824.400,00) como si de una tarifa plana se tratase... Prácticas que limitan el acceso a clubes como el Madrid, atractivos deportivamente, poderosos y saneados, pero que no poseen el recurso a un fondo soberano ilimitado. El club blanco, antiguo gran dominador del mercado, solo tiene ahora un fichaje entre los diez más caros de la historia (el de Hazard, que ocupa el noveno lugar). En ese entorno se mueve la política de captación que manejan en Valdebebas, donde en los últimos años han virado en una estrategia a la caza de la búsqueda de oportunidades que ofrece el mercado. La incorporación de Rüdiger es el último éxito de esa política.