Hay futbolistas que son felices en su propia burbuja, que juegan para el Yo Fútbol Club y perder solo es un tránsito entre un partido y otro y su siguiente acto publicitario o story en su Instagram. Uno de ellos es Eden Hazard, el futbolista mejor pagado del Real Madrid y el primero en echar pelillos a la mar, dos minutos después de que su equipo fuera eliminado a puertas de una final de la Champions League, con sus verdugos futbolísticos. El belga empezó el partido con aspiraciones de recuperar su genio perdido y lo terminó sin haber tenido ni una ocasión de gol y a carcajada limpia con Kurt Zouma y Edouard Mendy.

Una escena tragicómica, por el trasfondo, que no gustó tampoco a varios exfutbolistas blancos. ”Tiene mucho que ver con el fútbol moderno, nos choca a los de antes, quizá nos enfadábamos más”, opinaba Cañizares en La Casa del Fútbol. Javier Balboa, en sus redes, también fue crítico. “Que alguien me lo explique porque no lo entiendo”.

Hazard transita por su propio jardín de las delicias donde todo le resbala prácticamente desde que estampó su firma en el contrato con el membrete del Real Madrid. Ni hacer sufrir las costuras de la equipación (“Intento no ir mucho a la despensa a por los bollos, no es fácil”, dijo con sorna en abril del año pasado) ni pasarse tres cuartos de su etapa millonaria en el Madrid de baja: “Las lesiones no son el fin del mundo porque paso más tiempo con la familia”. Cero preocupaciones, por lo que se ve.

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La pandemia le libra del Bernabéu...

Para su otra familia, la madridista, no deja de ser casi un extraño. El público del Santiago Bernabéu solo le ha visto nueve partidos en directo antes del coronavirus, con un solitario gol al Granada. Es presumible pensar que, de no haber pandemia, el coliseo blanco le había martilleado los tímpanos a base de pitos, como bien sabe Gareth Bale. Su nula influencia quedó patente en Stamford Bridge. Antaño un atacante vertiginoso, contra su exequipo solamente intentó cuatro regates (con éxito, solo dos) y tres de ellos fueron a 40 metros de la portería de los blues.

El valor de mercado del belga, según Transfermarkt, es de 40M€, 110 millones menos que cuando fichó. En la vida real y con su monstruosa ficha (15M€ netos), su valor de cara a un traspaso sería probablemente menos. Como el colesterol alto, poca broma. (O)