Carlos Villacís Naranjo llegó a la presidencia de la de la Federación Ecuatoriana de Fútbol porque Luis Chiriboga Acosta presentó su “renuncia irrevocable” a ese cargo el 7 de marzo del 2016. El riobambeño, que mandó en la FEF por 18 años, estaba cercado. La Fiscalía General del Estado lo investigaba por presunto lavado de activos -luego de que estallara el FIFAgate- y la justicia de Estados Unidos lo señaló por el supuesto cometimiento de varios actos de corrupción. Villacís, su vicepresidente, lo reemplazó.

El empresario guayaquileño, quien aseguraba que escribía los informes que leía en el Congreso Ordinario de la Federación “en la tranquilidad de la playa y desde lo más profundo del corazón”, aceptó el pasado miércoles que fue “un error contratar a Hernán Darío Gómez” como entrenador de la Selección. Lo que no aclaró Villacís, en la charla con la radio quiteña Área Deportiva, fue en qué consiste específicamente la equivocación cometida por él.

En enero del 2017 Villacís dio su primer mensaje como presidente de la Ecuafútbol. Entre los reproches recibidos luego de su larga intervención (“en su informe no hay autocrítica”, le reclamó Azael Rosero, titular de la Asociación de Fútbol de Cotopaxi), Villacís hizo un vaticinio que no se cumplió: “Cuando termine mi presidencia (en el 2019), me dirán: Carlos, se ha hecho un cambio total en la FEF”. Lo que hubo, más bien, fue una protesta generalizada contra Villacís por impulsar la segunda llegada del Bolillo para la Tricolor.

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‘Herencia’ problemática’

La reincorporación del colombiano se hizo oficial el 1 de agosto del 2018. Ni el antecedente de ser responsable de la primera clasificación de Ecuador a un Mundial, el de Japón-Corea del Sur 2002, evitó que dirigentes del balompié nacional y un amplio sector del periodismo deportivo reprobaran el fichaje. Básicamente un aspecto originó el rechazo: a Villacís le quedaban apenas cinco meses como presidente de la FEF y no iba a intervenir en los comicios de enero del 2019. Es decir, le dejaría al directorio entrenante un técnico que no fue escogido por los funcionarios que iban a ser elegidos.

Prácticamente Villacís le impuso a Francisco Egas, ganador de los comicios del 31 de enero del 2019, un entrenador para la Selección. El nuevo directorio no escogió al Bolillo. Este fue ‘herencia’ de un dirigente que sabía que ya no estaría en la Federación cuando el contrato de Gómez aún estaría vigente.

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Las consecuencias de lo que ahora Villacís llama “un error” fueron terribles en los órdenes deportivo y financiero. La segunda era de Gómez en Ecuador fue un desastre. El colombiano fue presentado como DT nacional el 1 de agosto de 2018 y ya en la administración de Egas, luego del desastre en la Copa América de Brasil 2019, el 31 de julio de ese año se terminó un ciclo fugaz y triste.

Fracaso e indisciplina

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En esos doce meses, Bolillo fracasó aparatosamente con la Tricolor en la Copa América 2019, (se obtuvo apenas un punto de nueve posibles y la Selección fue colista de su grupo). Además, convocó a Antonio Valencia quien estaba fuera de forma física. Villacís adujo que trajo a Gómez de regreso porque con Gustavo Quinteros “el camerino estaba quebrado”, pero en Brasil varios de los integrantes del vestuario se desataron.

Seis jugadores organizaron una fiesta luego de la eliminación del combinado que dirigía Gómez en Brasil 2019. El bochornoso caso de indisciplina fue bautizado como ‘Piso 17′ porque ocurrió en ese nivel del Hotel Hilton Garden, de Belo Horizonte. En un video, que se difundió finalizado el certamen, se observó cómo ingresaron cajas de cerveza y comida a la habitación de Antonio Valencia. Aquel lío también fue heredado por Egas.

Reciclar a Gómez, quien el 2004 se marchó de la Tri luego de una paliza de 6-1 ante Argentina en la Copa América 2004 fue, según Villacís, fue “un acto de responsabilidad”. Pero la precipitación del dirigente, que ahora de pasada, a toda velocidad, y sin dar mayores explicaciones cataloga su decisión como un “error”, le costó varios millones de dólares a la Federación.

Error millonario

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EL UNIVERSO, en una nota titulada ‘Hernán Darío Gómez dejó de ser seleccionador de Ecuador’, recogió el 31 de julio del 2019 parte de las declaraciones de Egas sobre cómo se solucionó el lío que les dejó Villacís. “Hemos llegado a un acuerdo mutuo (con Bolillo), creo que en buenos términos... más o menos alcanza un 30% del total de la cláusula de rescisión (que era de $4,5 millones). Así que ahora no tenemos un riesgo de demanda, nos hemos despedido en los mejores términos”, explicó el sucesor de Villacís como mandamás de la FEF.

El “error” le costó a la nueva dirigencia de la Ecuafútbol $1′0362.324, que es la cifra Gómez pactó como indemnización después de rescindir el vínculo laboral por acuerdo de ambas partes.

“Egas confirmó que de los $ 4′541.082 que debía cobrar el Bolillo hasta el final de la eliminatoria al Mundial de Qatar 2022, si el acuerdo con la Federación terminaba, el DT recibirá el 30% de esa cifra (es decir, $1′362.324)”, refirió este Diario en julio del 2019. (D)