El primer día decisivo que puede marcar la temporada en clave barcelonista ya ha llegado. El Barcelona recibe al Inter de Milán en un partido en el que el equipo de Xavi llega entre la espada y la pared. No le queda otra opción al Barça que ganar (a ser posible, por dos goles o más) si no quiere que su aventura en la Champions League se acabe antes de los octavos de final. Ante este panorama, no es de extrañar que la expresión “noche mágica”, reservada tradicionalmente para citas más elevadas, saliera a relucir repetidamente ayer en las ruedas de prensa previas al partido que dieron Xavi y Pedri.

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El Barça busca desesperadamente la salida de un laberinto en el que se metió la semana pasada al caer en San Siro después de haber perdido antes en Múnich. La derrota ante el Inter liquidó cualquier margen de seguridad para un equipo que, si hoy no gana y el Bayern, como parece más que probable, puntúa en Chequia ante el Viktoria Plzen, será equipo de Europa League por segundo año consecutivo. Una circunstancia que supondría una tragedia a nivel deportivo, de imagen y económico, especialmente después de la inversión realizada para que Xavi (otro que se juega mucho) tuviera el mejor equipo posible. A ojos de la junta directiva, quedar fuera de los octavos de final de la Champions en la cuarta jornada de la fase de grupos sería motivo suficiente para llamar al orden a más de uno.

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Xavi es consciente de la trascendencia del partido y también de que su equipo no encuentra el ritmo que tenía tras el parón por selecciones. Desde entonces, el Barça ha jugado tres partidos decepcionantes: ganó en Liga al Celta y al Mallorca por la mínima, y cayó en Milán en un duelo muy marcado por la polémica arbitral, que hizo de niebla oportuna para que se disimulara el mal partido de los blaugranas.

De cara a la noche mágica, Xavi sigue con las mismas bajas que el fin de semana. De Jong podría estar para entrar de principio como central para tratar de dar más presencia en ataque a los catalanes ante la muralla que prepara el Inter. Esto es una final y las finales no se juegan, se ganan. (D)