El partido entre Boca Juniors y Auckland City, válido por la tercera fecha del Mundial de Clubes 2025, fue suspendido temporalmente debido a una tormenta eléctrica cerca del estadio en Estados Unidos, y no ha sido el único cotejo que tuvo que detenerse por dicho motivo.

Este tipo de situaciones no son nuevas en el fútbol jugado en territorio norteamericano, donde existe un protocolo estricto que prioriza la seguridad sobre el espectáculo.

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En Estados Unidos, ante cualquier indicio de rayos cercanos al estadio, particularmente si se detecta actividad eléctrica a 13 kilómetros, el partido debe ser detenido de inmediato.

¿Por qué 13 kilómetros?

Aunque a simple vista la tormenta parezca lejana, ese margen de distancia responde a criterios científicos y de seguridad que buscan evitar tragedias, según el protocolo norteamericano.

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La razón principal es que los rayos pueden desplazarse a grandes distancias desde el centro de la tormenta.

Se han registrado casos en los que una descarga cayó a más de 15 kilómetros del foco de la tormenta, en zonas donde no llovía ni se veía actividad eléctrica. De ahí nace el principio: “si puedes oír un trueno, estás en peligro“.

Este protocolo de los 13 kilómetros (equivalente a 8 millas) fue adoptado por organizaciones como el Servicio Meteorológico Nacional (NWS) y aplicado por ligas como la MLS, la NCAA y ahora el Mundial de Clubes.

Dicho procedimiento establece una espera de 30 minutos, es decir, desde el momento de la suspensión del partido corre ese lapso. Pero si en ese intervalo se escuchan truenos u observan relámpagos la espera se reinicia y la toma del tiempo vuelve a 0.

Jugadores, árbitros y aficionados son evacuados a zonas seguras hasta que se confirme que no hay más riesgo. (D)