En el fútbol ecuatoriano estamos siendo testigos permanentemente de incidentes graves, denuncias comprometedoras, acusaciones sin pruebas y otras que al menos merecen que las autoridades judiciales indaguen, porque han alterado el ordenamiento de los conceptos abstractos que representan los códigos, la normatividad y la transparencia. Hoy en día los sujetos activos en el balompié, como son los jugadores, directivos, directores técnicos, declaran o callan sin importarles las repercusiones.

Hoy vivimos la época de la indiferencia, en la estrategia que consiste en que si el tema es preocupante lo mejor es guardar silencio. Lamentablemente, debemos referirnos nuevamente a las desacertadas actuaciones de los árbitros en la quinta fecha de la segunda etapa de la Liga Pro. Los jueces con sus fallidas decisiones perjudicaron flagrantemente a Delfín, Emelec y Barcelona SC.

Tinieblas en Barcelona SC y un destello en Emelec

En cada uno de estos duelos, tanto los referís como el VAR dieron una clase explícita de cómo perjudicar con o sin intención. Delicado de explicar, pero existen indicios que nos hacen presumir lo peor. Las decisiones fueron en detrimento de los tres clubes antes mencionados, a vista y paciencia de todos sus seguidores.

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Al cuadro mantense, el árbitro Roberto Sánchez, con la convalidación del VAR, lo perjudicó al expulsar a sus jugadores claves, como los argentinos Cristian García (54 min) y el delantero Facundo Castelli (81 min por doble tarjeta amarilla). Fueron acciones que no merecieron tan drásticas sanciones, pese a esto logró marcar y cuidar su resultado (1-0) ante Independiente del Valle, en el estadio Jocay de Manta.

El partido jugado en el estadio Capwell entre Emelec y Aucas, los protagonistas fueron Franklin Congo y otra vez los encargados del VAR, quienes decidieron no cobrar un penal sobre Luis Fernando León, que no admitía discusión alguna a favor del equipo eléctrico, y para complicar el escenario, en las postrimerías del partido, la otra decisión polémica fue anular el gol de Édgar Lastre por considerar que León cometió una falta sobre el zaguero Wilker Ángel; y ante esto, la dirigencia emelecista denunció el vergonzoso despojo del que fueron víctima, en un momento crucial del campeonato por su crisis futbolística.

Y no todo quedó ahí, porque Barcelona fue visiblemente perjudicado en el empate a 2 ante Cumbayá por Álex Cajas, quien demostró que las reglas arbitrales pueden medirse de acuerdo a la interpretación. Por ejemplo, cuando expulsó a Francisco Fydriszewski, delantero de los toreros, Cajas, sin el más mínimo análisis, le mostró la cartulina roja y lo peor de todo es que ratificó la sanción observando las imágenes del VAR. Sin tomar en cuenta que fue una reacción natural sin la supuesta agresión. En el mismo partido, una entrada brusca de Juan Carlos Paredes, de Cumbayá, no fue castigada con la misma energía que se lo hizo con Fydriszewski, ni siquiera fue alertada por el VAR.

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Carlos Alfaro Moreno, presidente de Barcelona, recalcó: 1) El juez Cajas no juzgó de la misma forma las acciones cometidas por el rival; 2) Que le resulta extraño que en varias ocasiones no se apoyó con el VAR; 3) Que la implementación del VAR no es ninguna solución si es que el árbitro a su antojo lo escucha o no hace caso; 4) Y que ni siquiera tienen derecho a escuchar los audios, por lo que esta negativa atenta contra la transparencia.

Sobre este último punto, Miguel Ángel Loor, presidente de la Liga Pro, tiempo atrás dijo que hacer esto es generar morbo, porque ¿a quién le interesan realmente los audios? A los clubes y ¿por qué a los periodistas? Para que al referí se le dé con todo.

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No estoy de acuerdo con esa afirmación, porque hay que buscar la transparencia y hay que hacer públicos los audios como se lo está haciendo en muchos campeonatos del mundo. No tan solo lo requiere el periodismo, sino también el aficionado que necesita conocer el nivel del juzgamiento.

La actuación de los tres árbitros señalados generó un ambiente de injusticia, porque fueron incapaces de dar las garantías para que los encuentros se realicen cumpliendo con las normas que reglamentan el fútbol.

Algunos hinchas han opinado que fue mucha coincidencia esto, porque Delfín, Barcelona y Emelec se estaban jugando cosas claves de acuerdo a sus necesidades, aspiraciones y urgencias. Cuando suceden estas crisis provocadas por el arbitraje ecuatoriano siempre recurrimos para que la Comisión de Arbitraje de la FEF se pronuncie al respecto, pero son reiteradas la descortesía y la desconsideración.

Nos imaginamos no dan la cara por precaución, por estrategia comunicacional, por complicidad o por temor. Tampoco nos podemos olvidar cuando Carlos Manzur, vicepresidente de la Ecuafútbol, hizo público que “la corrupción existe en el arbitraje y que la única forma de luchar contra ella era eliminar al corruptor”, y además renunció al cargo de presidente de la Comisión de Arbitraje. La pregunta de rigor es: ¿Qué sucedió con la denuncia? Nada.

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También Esteban Paz, dirigente de Liga de Quito, acusó y ofreció pruebas. Calificó al juez Marlon Vera de “sinvergüenza”, porque había sido parte de un supuesto amaño de partido ante 9 de Octubre, y que esto sería debidamente comprobado, lo que nunca se hizo y para variar no se investigó.

Esteban Paz acusa al árbitro Marlon Vera y ofrece pruebas

Y lo medular del tema lo viene confirmando Luis Muentes, presidente del gremio arbitral, quien hace algunos meses expresó: “Nuestro fútbol está sumido en una cloaca y vamos a limpiarlo”. ¿Qué se hizo para limpiarlo? Nada, puras palabras al viento.

‘Los árbitros son amenazados y están condicionados’, la alarmante denuncia de Luis Muentes, presidente del gremio arbitral

Sorpresivamente, Muentes reapareció hace unos días y se ha referido a temas sensibles sobre este caso en el programa de Carlos Vera Del día a la noche, revelando que sus colegas fueron amenazados por sectores que desconoce y por esto están bajo presión, y además detalló: “Hay árbitros que son amenazados por gente externa que se hacen pasar como aquello, porque no creo que sean externos. No se identifican, son amenazas anónimas, con mensajes y con videos”. Lo que explica Muentes es que son intimidaciones a la interna y que es el momento de que los periodistas no culpen de todo a los árbitros, no todos dicen lo que está pasando.

Luis Muentes, presidente de la Asociación de Árbitros, asegura que presentará información para comprobar que los jueces son presionados; “nos sentimos asustados”, revela

Ante tan graves aseveraciones de Muentes volvemos a preguntar: ¿Qué reacción ha existido de la Comisión de Arbitraje? Ninguna. No encarar estos eventos adversos demuestra no poseer el discernimiento sobre la gravedad del tema. Si no lo quieren o no lo pueden hacer, señores de la Comisión, dimitan por el bien de nuestro fútbol.

Consecuencia de esto, las sanciones para los jugadores expulsados han perjudicado a los clubes. Llenos de razón deberán apelar las sanciones disciplinarias, pero aquellos procedimientos de reivindicación en los organismos de apelación no terminan de solucionar el tema de fondo.

Ante esta crisis existen muchas preguntas y pocas contestaciones. Lamentablemente parecería que en nuestro fútbol, para contrariedad del sentido común, lo absurdo que es su eterno contradictor está ganando espacio. (O)