Curazao, una isla del tamaño de Las Vegas en el sur del Caribe, se anticipa como la invitada sorpresa en Norteamérica 2026 al clasificar directamente a la Copa del Mundo, una hazaña futbolística hasta hace poco inimaginable para sus apenas 160.000 habitantes.

El martes, tras el empate sin goles frente a Jamaica en Kingston, la selección curazoleña cosechó el esfuerzo de una campaña de clasificación impecable en la Concacaf, que la dejó invicta en 10 partidos con 7 victorias y 3 empates.

Los festejos de La Ola Azul, como se conoce a la fanaticada curazoleña, llegaron mucho más allá de sus 444 km². Mientras que la capital, Willemstad, estallaba de júbilo al sonar el silbato final del partido en Jamaica, la clasificación también se seguía de cerca en Países Bajos, hogar de una gran diáspora.

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Según el periódico Volkskrant, hasta 700 personas se reunieron en una sala de conciertos de Róterdam para ver cómo su país se convertía en la nación más pequeña en llegar a la cita orbital.

“Es indescriptible. Cuando conoces la historia de la isla y la de mis antepasados que sufrieron la esclavitud, comprendes la lucha constante que fue. Sin embargo, tenemos tanta belleza: naturaleza, cultura, gente y deporte”, dijo a ese medio Giovanka Martina, de 39 años.

Para Muryad de Bruin, director general de la Oficina de Turismo de Curazao, la hazaña del equipo nacional “es más que fútbol. Es orgullo, identidad y conexión. Una vez más, Curazao demuestra que una pequeña isla puede tener un gran impacto”.

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Ubicada al norte de Venezuela, Curazao es Estado autónomo desde 2010 tras la disolución de la Federación de las Antillas Neerlandesas, y aún hace parte de los Países Bajos. Tiene su propia Constitución, gobierno, primer ministro y parlamento local y también destaca por sus beisbolistas y figuras del atletismo.

La isla es un paraíso turístico, con 35 playas cristalinas, y también uno fiscal, considerado así por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

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Influencia neerlandesa

Ocupada por los neerlandeses desde el siglo XVII, Curazao arrastra una fuerte influencia europea.

Todos los jugadores del equipo nacieron en los Países Bajos y el once inicial que empató 0-0 en Jamaica estaba compuesto íntegramente por jugadores con doble nacionalidad que militan en la Eredivisie (primera división neerlandesa).

Luego de la clasificación incluso el rey Guillermo Alejandro y la reina Máxima de los Países Bajos compartieron un mensaje en X: “Es fantástico que dos países del Reino compitan por el título mundial este verano. Felicitamos con orgullo a Curazao”.

Para completar, el entrenador es nadie menos que Dick Advocaat, el veterano técnico neerlandés de 78 años que llegó a Curazao luego de los fallidos intentos de la federación por fichar a leyendas como Guus Hiddink y Louis van Gaal.

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Advocaat, un auténtico trotamundos con experiencia en Escocia, Alemania, Emiratos Árabes Unidos, Corea del Sur, Rusia o Irak, dirigirá por tercera vez en una Copa del Mundo, luego de ser el timonel de Países Bajos en 1994 y de Corea del Sur en 2006.

La alegría para él no fue completa, pues no pudo presenciar la histórica clasificación en Kingston porque tuvo que regresar a Europa debido a una emergencia familiar.

Un historial impecable

En el puesto 82 del ranking FIFA, el mayor logro de Curazao hasta la fecha había sido alcanzar los cuartos de final de la Copa Oro en 2019.

Bajo la dirección de Advocaat, la Familia Azul ha pasado de ser vista como una cenicienta de la región a convertirse en protagonista en ascenso dentro de la Concacaf.

“Todo comienza con un sueño, y luego hay que creer en ese sueño. Hay que transformar esa creencia en un plan y desarrollarlo. Eso es lo que hicimos”, dijo Dean Gorré, uno de los asistentes de Advocaat y exjugador del Ajax y del Feyenoord.

El boleto directo al Mundial es la cosecha de un trabajo que, según el gobierno curazoleño, comenzó hace casi diez años, cuando la isla modernizó su infraestructura futbolística e invirtió en el desarrollo a largo plazo.

Aunque no cuenta con estrellas internacionales, algunos de sus jugadores se proyectan como figuras clave hacia Norteamérica 2026, como los hermanos Leandro y Juninho Bacuna, Eloy Room y Rangelo Janga. (D)