No se concreta el traspaso de Michael Estrada, una de las figuras del Toluca de México, al popular Boca Juniors, pero ya se escuchan voces que vaticinan que el buen futbolista guayaquileño, de 24 años, tendrá inconvenientes en ese club para rendir como acostumbra a hacerlo. Que por factores ajenos a él, se dice, el atacante que ha tenido un notable desempeño con la Selección que dirige Gustavo Alfaro en las eliminatorias rumbo al Mundial de Catar 2022, no funcionará. Supuestamente lo esperan en Argentina “problemas de racismo” y de inconformidad de los hinchas boquenses, “que no aceptarán un ecuatoriano como delantero”.

A la par de los recientes y continuos fracasos de jugadores ecuatorianos transferidos al balompié internacional se han creado, desde un sector del periodismo deportivo nacional, una variedad de excusas para justificar los malos desempeños de muchos tricolores en medios como el mexicano, brasileño, argentino y en algunos campeonatos de Europa. Hay excepciones. Por ejemplo, Antonio Valencia por diez años militó en el universalmente prestigioso Manchester United, club del que llegó a ser capitán; Ángel Mena, tras un inicio vacilante, es primerísima figura del León y de todo el fútbol azteca; recuperado de lesiones, Pervis Estupiñán tiene un correcto desempeño en el Villarreal, al que llegó como el zaguero foráneo por el que más pagó el Submarino Amarillo; Cristian Noboa se ganó hace mucho, por calidad e inteligencia, un nombre en Rusia, donde podría terminar una notable carrera; entre otros. Pero la mayoría no trasciende afuera, pese a ser poseedores, en varios casos, de notables condiciones técnicas.

Imposibilidad para adaptarse, pobre nivel de juego y casos de indisciplina son, muchas veces, las causas del naufragio deportivo de los jugadores de Ecuador en el exterior. No obstante, se repite en ciertos medios de comunicación, así los hechos indiquen otra cosa, que no anduvo Gabriel Cortez en Botafogo “porque la prensa de Brasil no le tuvo paciencia”, que el talentoso Fernando Gaibor nunca rindió en Independiente de Avellaneda “porque lo presionaron demasiado”. O que Bryan Cabezas solo jugó dos partidos en el Atalanta “porque el técnico no le dio oportunidades”, que River Plate sentó y luego se deshizo de Arturo Mina “porque el defensa fue víctima de racismo”. También que Gonzalo Plata fue enviado al equipo B del Sporting de Lisboa “porque su técnico es muy exigente”. Y Anderson Julio tuvo que irse del Atlético San Luis a la MLS, Jonathan Borja dejar el Cruz Azul, Jefferson Orejuela despedirse a las cinco fechas del Querétaro, y Manu Balda regresar al país porque “en México hay mucho nacionalismo y por eso nuestros compatriotas se aíslan allá”.

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Cualquier pretexto es válido para enmascarar papelones. Lo cierto es que un video colgado en redes sociales obligó a la directiva del Botafogo y al DT Paulo Autori a separar al Loco Cortez. “El ecuatoriano recibió críticas de los fanáticos cuando apareció en vivo en una red social (Instagram) con amigos, bebiendo cerveza y alabando al rival Flamengo. Después de la publicación, el entrenador llamó al episodio: fuera de lugar”, informaron diarios de Brasil en julio del 2020. Autori reveló “que ya no podía darle las oportunidades que necesita Cortez” y que “debe buscar otro lugar para jugar”. Denunció los constantes retrasos y “signos de desinterés” del tricolor. En abril del 2017, luego de seis meses de espera, Cabezas se estrenó en la Serie A de Italia. Después, en el segundo encuentro, tampoco mostró nada y el Atalanta lo cedió. En el 2019 Emelec lo repatrió sin que hasta hoy haya justificado la inversión eléctrica.

En octubre del 2020 una fuente de ESPN explicó por qué Robert Dante Siboldi mantenía a Jonathan Borja fuera de las alineaciones de Cruz Azul: “Borja es un tipo que pareciera no tomarse muy en serio los entrenamientos, no trabaja con el nivel de intensidad que el resto de sus compañeros. La fuente habló de un Borja “muy alegre” y con una “forma despreocupada de vivir”. Y “corre lo mínimo indispensable y el nivel de esfuerzo siempre es mezquino”. Otro: Juan Cazares fue multado en junio del 2020 con $ 24.864 por realizar tres festejos en su domicilio en Belo Horizonte, en plena pandemia del coronavirus. El volante había recibido tres advertencias por hacer fiestas en su propiedad. Las celebraciones incumplían el aislamiento obligatorio y Cazares fue denunciado por sus vecinos. Y así, algunos casos más.

Cuando “Boca está a punto de abrochar a un nuevo refuerzo”, como dijo el diario Olé sobre Estrada, ya hay excusas listas por si el futbolista, de impecables antecedentes disciplinarios, no tiene fortuna con los xeneizes. Que “el racismo del fútbol argentino” lo puede afectar, se ha prevenido desde que se hizo público del interés boquense. ¿En el balompié gaucho se discrimina a los futbolistas extranjeros por raza? EL UNIVERSO le hizo esa pregunta a dos periodistas albicelestes.

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Esto respondió Jorge Barraza, columnista de este Diario desde 1990 y antiguo miembro de la revista El Gráfico: “¿Racismo en el fútbol argentino...? La primera noticia que tengo. Es exactamente al revés, ser de raza negra es una ventaja notable en un medio donde nunca hubo muchos y la gente los recibe con cariño y predispuesta a entronizarlos. Un buen ejemplo es Albeiro Palomo Usuriaga, un ídolo fenomenal. El día que no jugaba, iba a la cancha a ver a sus compañeros vestido de civil, la gente lo reconocía y el estadio entero se paraba a ovacionarlo: ‘¡Olé, olé, olé, olá..., Negroooo, Negroooo!’. Domingos da Guía en Boca, Machado da Silva en Racing, Araquem de Melo en Huracán, Zuca en Newell’s, el Negro Rolan en Independiente, Paulo Valentim en Boca también... Hay muchos ejemplos de idolatría hacia personajes de raza negra. Otros no llegaron a esa dimensión, pero jugaron años sin ningún problema”.

Se le mencionó el caso de Arturo Mina en River. “Que Mina fracasó por un tema de racismo es una falacia. El día que debutó, apenas cortó un par de avances la hinchada de River le dispensó el mismo cántico que la de Independiente a Usuriaga. Se fue simplemente porque no dio la talla. Para (Marcelo) Gallardo fue titular desde el momento en que llegó al país; después se fue sacando solo, cometió muchas fallas. Y después de River, ¿dónde descolló Mina...? Según aquel criterio, ¿si Pelé venía a Boca fracasaba por racismo...?”.

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También se refirió al tema Diego Borinsky, de la radio Cadena 3 y colaborador del diario La Nación: “Para nada hay algo contra los futbolistas de raza negra en Argentina. Eso no existe para nada, para nada. Lo que sí existe acá es mucha presión. Si juegas mal un partido en Boca o River te matan con las críticas, pero no por ser colombiano, ecuatoriano o de donde sea el jugador. Cero racismo. No lo he visto. Si existiera yo lo diría. Creo que es más la locura del fútbol argentino, como se lo vive acá. Y hablo de los clubes grandes, que si pierden dos partidos ya se empieza a decir que ‘este o el otro no funciona’. Hay muchos programas de televisión, mucho tiempo, muchas horas dedicadas al fútbol. Va más por ese lado, por la presión. Sinceramente no vi, ni veo, ni escucho, ni leo situaciones de racismo. Cero”.

Del tema Mina, Borinsky, quien también fue periodista de El Gráfico, comentó: “Llegó y fue titular en River. Todo un campeonato lo jugó de titular. Sobre la hora lo trajeron contratado porque antes trajeron a Luciano Lolo como central, pero vino lesionado. Tuvieron que salir rápido a comprar un defensa y se decidieron por Mina porque había andado muy bien en Independiente del Valle (finalista de la Copa Libertadores 2016). Pero después de varios partidos en la titularidad empezó a cometer errores. Tras un clásico que River pierde 4-2 con Boca en el Monumental, Marcelo Gallardo lo saca del equipo y los cuatro días lo reemplaza por (Lucas) Martínez Quarta, en la final de la Copa Argentina. Se analizó que Mina era muy ingenuo, que se dejaba cuerpear, y que iba al piso cuando no tenía que ir. Salió de River por aspectos técnicos. No fue por racismo. Si Estrada viene a Boca y juega bien y mete goles, a la gente no le importará de qué nacionalidad es. No existe eso de si es de tal o cual país”. (D)