Días muy duros para el país. Hay una violencia extrema que se mantiene en las prisiones y ahora se ha trasladado a las calles, con atentados que ya no parecen ser solo “entre grupos violentos” sino que afectan a la ciudadanía, porque esos grupos tienen como objetivo aumentar la presión sobre las autoridades. Y ha vuelto, por otro lado, la presión política, con algunos partidos aprovechando esta oportunidad para nuevamente jugar a la muerte cruzada o buscar otros pretextos y así cambiar de Presidencia. El Gobierno ha desactivado temporalmente los dos frentes con una intervención drástica en materia de seguridad que ha frenado también la opción política. Temporalmente, algo que debe convertir en permanente, y no es fácil. Pero ese es el sendero que el país necesita, el Gobierno también, pero sobre todo y esencialmente “el país”. Ni someternos a la violencia ni a los jugadores políticos, interesados solo en sí mismos.

¿Por qué la presión violenta y política? Debe haber muchas razones y muchos interesados cruzados. Pero creo que hay al menos dos que no debemos olvidar.

Uno, la consulta popular plantea la posibilidad de la extradición de los violentos. No lo dice explícitamente, pero se trata obviamente de la extradición a los Estados Unidos. Y eso “los malos” lo temen como su peor pesadilla. Porque allá, con todos sus defectos, la justicia actúa con dureza, se acumulan penas enormes, y salir de las prisiones mediante artilugios legales es un sueño lejano. Evitar que se llegue a la consulta y a plantear esa pregunta concreta es, pues, un objetivo clave.

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Apenas se incrementa la insatisfacción ciudadana vuelven a la carga, y se esconden (al desactivarse).

Dos, la corrupción del correísmo, que es cada vez más clara. Nunca dejó de ser evidente porque lo vemos en tanta obra finalmente inútil (Refinería El Aromo) o costosa (Ruta a Collas) o de mala calidad (Coca Codo), o porque lo percibimos en tanto (ex) funcionario público o contratista/allegado al poder que vive de manera ostentosa, o porque ha habido investigaciones periodísticas, legales y políticas que lo confirman. Pero los últimos meses lo han ratificado. Carlos Pólit detenido en Miami. Y ahora una ex alta autoridad de Petroecuador también arrestada. Fue un círculo del poder que emitió regulaciones, colocó a las personas adecuadas y generó las presiones correspondientes para que el engranaje funcionara. Y ahora quieren esconderlo porque se eleva inevitablemente más y más hacia arriba. ¿La mejor manera de evitarlo? Obviamente cambiar de gobierno. Por eso la búsqueda de mecanismos legales y de alianzas para alcanzar los votos. Y en eso la violencia en las calles ayuda porque deslegitima al Gobierno. Apenas se incrementa la insatisfacción ciudadana vuelven a la carga, y se esconden cuando se desactiva, en espera de una nueva oportunidad. No son oportunistas, sino malévolos.

Hay muchos temas duros que enfrentar como sociedad, unidos. Pero hay que tener en mente estos dos temas (y sin duda otros más). Líneas rojas a las que no debemos quitar la mirada. Que los enemigos de todos nosotros no se nos escapen por esas vías. (O)