Se dio el gusto. Después de mucho forcejear con todos los altos mandos del Bayern Munich (Oliver Kahn, Uli Hoeness, Hasan Salihamidžić, tipos duros si los hay), Robert Lewandowski logró romper el vínculo con el club alemán y fichar por el FC Barcelona. Está felicísimo de iniciar una nueva –¿y última…?– etapa en el fútbol español. Le quedaba un año de contrato, pero se plantó en que no quería seguir más allí y ya sabemos que cuando un futbolista no desea continuar, hay que abrirle la puerta. El jugador siempre se sale con la suya, tenga contrato o no. Y en el caso del polaco, su decisión fue tan tajante desde el primer día que hizo temblar todos los estamentos en Baviera: “¡Mi historia en el Bayern Munich ha terminado! No veo ninguna forma de seguir jugando en el club”, declaró sorpresivamente el 30 de mayo pasado. “¡Ya no quiero jugar allí! El Bayern es un club serio y no creo que me mantenga solo porque legalmente puede hacerlo. Una transferencia es la mejor solución. Espero que no me retengan”, añadió.