“Lo están peloteando”, dicen dos vendedores de seguros; hablan de su jefe y se refieren a que está siendo sometido a intensas presiones desde el directorio. O “le inclinaron la cancha”, para una situación análoga. “Hay que enfriar el partido”, busca dilatar un ministro acerca de una espinosa situación que amenaza convertirse en crisis. A su lado, el jefe de gabinete propone algo más sibilino: “Tiremos la pelota afuera”. Significa eludir responsabilidades, endosarle la culpa a otros. Un abogado laboralista le transmitía confianza a su representado acerca de una querella contra una empresa poderosa: “Quédese tranquilo, a esta editorial le hice cien juicios, nunca me cruzaron la mitad de la cancha”. Un estudiante sale de dar examen y el compañero que entra, temeroso, le pregunta si es difícil. La respuesta: “Lo hacés de taquito”. Significa que es muy fácil. El genial Roberto Fontanarrosa, refiriéndose a cómo sobrellevaba su grave dolencia, acuñó una imperdible: “Dos líneas de cuatro y a tirarla para arriba” (resistir como se pueda, sin elegancia). Para describir el amor de los argentinos por su club más que por su selección, el humorista y escritor decía “Central es como mi vieja, la Selección es como mi tía”.