La evolución de los torneos intercontinentales hasta el actual Mundial de Clubes de la FIFA refleja tanto la globalización del fútbol como los intereses económicos que animan a este deporte. Empezando en 1960, la Copa Intercontinental era un escenario para que equipos de América del Sur y Europa midieran fuerzas en un formato de ida y vuelta que, aunque emocionante, estaba geográfica y logísticamente limitado.

Con el paso de los años y bajo la égida de la FIFA, el torneo ha buscado una mayor inclusión de equipos de diversas confederaciones, culminando en el formato actual que pretende ser una verdadera competición a nivel mundial.

Esto ha significado que los principales clubes de Sudamérica disminuyan su potencial por la fuga de sus talentos. Vemos a los principales elencos sudamericanos, hoy en día, reforzándose con elementos que regresan vaciados futbolísticamente del Viejo Continente a terminar sus días acá.

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Desde 1960 hasta 1979, la Intercontinental se disputaba con el formato de ida y vuelta. En el arranque de la competencia, el Real Madrid venció al linajudo Peñarol, que se reivindicó en 1961 cuando derrotó al poderoso Benfica, con el mítico Eusebio. Los triunfos se alternaban entre europeos, como el Inter de Italia, hasta que llegó ese espectacular triunfo de Peñarol en 1966 ante el Madrid y como figura estelar nuestro compatriota Alberto Spencer; y luego el poderoso Santos de Pelé. Después llegó la época de las escuadras argentinas de Racing Club, Estudiantes de la Plata, Independiente de Avellaneda, Boca Juniors y River Plate.

Tras el formato original de dos o tres encuentros para definir al campeón se modificó. Pasó a disputarse en una sola sede: primero fue en Tokio (1980 al 2001) y luego Yokohama (2002 al 2004).

Después la FIFA modificó drásticamente el formato de la competencia e incluyó a monarcas de otros continentes para que se definiera cuál sería el mejor; y también pensó que no era solo una mejor representación geográficamente futbolera, sino que era una manera de tener ingresos económicos importantes por la venta de los derechos audiovisuales.

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La primera se realizó en Japón en el 2005 con la inclusión de los campeones de las confederaciones de África, Asia y Oceanía, más los de la UEFA, Concacaf y Conmebol; y para la edición del 2007 permitió que el monarca del país organizador compita. Una reforma que pretendía más ingresos a sus arcas, porque estaba lejos de ser un argumento deportivo.

Hay un Mundial de Clubes celebrado en Japón 2008 que los ecuatorianos recordamos, porque Liga de Quito asistió como campeón de América y llegó a la final, en la que se midió con el Manchester United de Cristiano Ronaldo, Wayne Rooney y Carlos Tévez.

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El triunfo fue de los ingleses en un partido muy disputado, tanto así que la crítica internacional comentó que los albos por un descuido y por la falta de gol perdieron la gran oportunidad de ser campeones.

Para el 2017, la FIFA oficializó que a los ganadores de las anteriores ediciones se los reconozca como monarcas del mundo de clubes. Esto se cristalizó luego de la iniciativa que impulsó la Conmebol.

Los formatos utilizados hasta la fecha siempre tuvieron críticas; y hay que destacar que Gianni Infantino, presidente de la FIFA, indicó que el Mundial de Clubes 2024 aún se jugará en sede única.

Ahora la nueva rivalidad nace entre Estados Unidos y el mundo árabe, que organizó el Mundial de Qatar en el 2022, y todo esto es por demostrar a los hinchas quién tiene el mayor poder económico y geopolítico. En su primera acción para contrarrestar la avanzada árabe, los norteamericanos fortalecieron la MLS contratando a estrellas como Lionel Messi, Luis Suárez, Jordi Alba, Sergio Busquets y otros.

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Además de que serán los anfitriones de la Copa América en este año, el Mundial de Clubes del 2025 y el mundial de selecciones en el 2026 (junto con Canadá y México).

En suelo norteamericano competirán 32 clubes de las seis confederaciones continentales entre el 15 de junio y el 13 de julio de 2025. La FIFA señala que ya se han clasificado 21. Son seis los cupos que utilizará la Conmebol en este torneo.

De momento existen ya tres clasificados, que son Flamengo, Fluminense y Palmeiras. Los otros tres equipos que faltan serán repartidos así: un cupo para el campeón de la presente edición de la Libertadores y los otros dos saldrán de los dos mejores clasificados en el ranking, que de momento incluyen a Boca Juniors y River Plate de Argentina. Nada está escrito hasta el momento, porque la clasificación puede modificarse de acuerdo con el rendimiento en la actual Copa Libertadores.

Boca, Vélez Sarsfield y Racing, como no juegan el torneo, no podrán sumar puntos, pero sí River Plate, Olimpia, Nacional de Uruguay, y es aquí donde encontramos también dos equipos ecuatorianos: Independiente del Valle y Barcelona Sporting Club. La clasificación está así: Boca Juniors (71), River Plate (70), Olimpia (57), Nacional de Uruguay (46), Independiente (42), Barcelona (41) y Cerro Porteño (40).

Los opcionados que juegan en la Libertadores para clasificar al Mundial podrán acumular puntos de la siguiente manera: tres por partido ganado, uno por empate y otro por superar cada fase. Es verdad que está cuesta arriba para los equipos ecuatorianos obtener un cupo, algo difícil, pero no imposible, observando el nivel que muestra el resto.

En el caso de Barcelona, las dos presentaciones fallidas en la Copa ante Cobresal de visitante y con Talleres en Guayaquil no solo que han hipotecado las posibilidades de clasificar a la otra ronda, sino que también perdió el jugoso premio por partido ganado ($ 330.000 por duelo) y, por supuesto, derrumba la aspiración de la clasificación al millonario Mundial de Clubes 2025.

Por ahora, el sueño continúa para los rayados del valle, mientras que para Barcelona lamentablemente por ahora es una quimera. (O)