Francisco Chamaco Valdés, fino y letal interior derecho chileno, entró al área sin oposición y metió un derechazo inatajable hacia el arco vacío. Tan inatajable que el gol era en el estadio Nacional, en Santiago, y el arquero ruso estaba durmiendo en Moscú. Unos 15.000 hinchas en las tribunas celebraron tibiamente el insólito “gol”, más sonrientes que eufóricos. Presenciaban lo que sería un episodio grotesco e histórico. Fue el 21 de noviembre de 1973, acaban de cumplirse 50 años. Chile clasificó esa tarde al Mundial 74, acompañando, por Sudamérica, a Brasil, Argentina y Uruguay.