El arquero argentino Javier Burrai ha demostrado con sus actuaciones en Barcelona que no es solo un bastión fundamental para que su equipo salga bien librado en los resultados, sino que ha ratificado que puede ser considerado uno de los mejores arqueros extranjeros que han llegado al club amarillo a través de la historia. Y son varios con quienes debe disputar ese privilegio. No podemos obviar de incluir en esta lista a Luis Alberto Tapa Penal Alayón, golero uruguayo que defendió la divisa torera entre 1970 y 1973. Por sus aciertos en detener penales, su rapidez, grandes reflejos y personalidad se convirtió en un ídolo para la afición canaria.

En la historia de arqueros de gran trayectoria en el Barcelona es imposible no incluir al brasileño Helinho, recordado como el Pez Volador, apelativo que se justificó por las voladas de palo a palo, gracias a su gran agilidad. Helinho fue portero de Barcelona entre 1963 y 1966, obtuvo cuatro títulos con los toreros. Para mi criterio, respetando la opinión ajena, es el mejor arquero extranjero que haya llegado a Barcelona y Ecuador. Además, Helinho fue el primer guardameta nacido en otro país que jugó certámenes oficiales con la selección ecuatoriana.

La historia del arribo al Ecuador de Javier Burrai se remonta al 2018 y se conoce que fue el delantero Juan Manuel Tévez, que ya jugaba en Macará, quien llamó a Burrai, que en ese entonces tapaba en Gimnasia y Esgrima de Jujuy. En principio no aceptó venir porque no tenía idea sobre el fútbol ecuatoriano. Una de las razones que lo ayudaron a decidir fue conocer al arquero Esteban Dreer, de quien había sido compañero en el Arsenal de Sarandí.

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Burrai reconoce que desde los 5 años le gustaba tapar y que su padre le inculcó la pasión por el fútbol y se convirtió en su entrenador. Practicaba a diario después de regresar de clases en un arco rústico en el patio de su casa. Fue su padre quien le regaló los primeros guantes y los zapatos de fútbol. Reconoce Burrai que fueron épocas con grandes dificultades económicas.

Óscar Burrai, su padre, lo apoyó para que tomara la decisión de salir de su pueblo natal San Nicolás para buscar mejor suerte en el gran Buenos Aires, suceso que le permitió forjar su personalidad. Javier Burrai debutó en primera división cuando estaba por cumplir 26 años, en el Arsenal. Luego fue contratado por un equipo suizo, pero regresó a Argentina en el 2017. Jugaba en segunda división cuando recibió la llamada que cambió su vida y vino a correr suerte en el balompié ecuatoriano.

Luego de dos temporadas aceptables con el Macará ambateño fue una gran novedad cuando Carlos Alfaro Moreno y Aquiles Alvarez hicieron público que Máximo Banguera, quien había sido dueño absoluto del arco de Barcelona, no continuaría en el equipo y que su remplazo iba a ser Javier Burrai. La noticia se la recibió con algo de escepticismo; sustituir a Banguera no era una tarea fácil en esos días.

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Con el pasar de los años hay que reconocer el acierto de aquellos dirigentes. Burrai, con actuaciones espectaculares, se hizo insustituible. Tuvo actuaciones inolvidables, como cuando jugó la final del campeonato del 2020 contra Liga de Quito en la vuelta, la noche del 29 de diciembre en la capital, definida por penales y Burrai atajó dos. Esa épica jornada lo catapultó a ser considerado héroe.

Todos recordamos sus lágrimas dedicadas a la memoria de su padre, que había fallecido pocos meses antes. Terminado el partido, Burrai miró al cielo y exclamó: “Fue mi viejo, te juro que fue mi viejo”. Su actuación fue clave para que Barcelona ganara la estrella 17. En estos últimos días nuevamente Burrai ha dado mucho de qué hablar, dentro y fuera de la cancha. El domingo pasado, otra vez fue figura estelar de su equipo contra Delfín. Tres atajadas impresionantes impidieron una derrota por goleada. Tuvo una brillante actuación. Pero además se ha conversado mucho sobre el interés y avance del trámite de naturalización como ecuatoriano.

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La nacionalización de futbolistas en nuestro país tiene larga data. Se calcula que más de 60 jugadores obtuvieron la ciudadanía ecuatoriana. La historia de estos trámites está llena de irregularidades y sobre todo por la forma en que varios gobiernos de turno las han otorgado. Cada cierto tiempo nos han sorprendido no solo la celeridad y exclusividad de los trámites, al margen de requisitos, términos y plazos que exige el procedimiento y que obviamente no se cumplen. Muchos nos preguntábamos por qué los futbolistas gozan de ventajas para convencer a las autoridades de su deseo de ser ecuatoriano.

En los corrillos futboleros se conoce que en la mayoría de los casos el deportista opta por nacionalizarse para no ocupar puesto de extranjero y así poder renovar el contrato que lo mantendrá vinculado a su club. Sobran los casos y no ha sido complicado descubrir si el futbolista realmente estaba interesado en adquirir nuestra nacionalidad por tener sentimiento de pertenencia al país o por una conveniencia puramente mercantil.

Pero la preocupación de fondo no radica en que si ha sido extenso o abreviado el trámite, sino en la razón de otorgarla con base en la denominada “naturalización por servicios relevantes al país”. En eso hay que ser directos: ¿cuáles son esos servicios relevantes a la patria? Que quede claro que este trámite que le otorgue nuestra nacionalidad ecuatoriana por servicios relevantes no debería invocarlo el interesado. Debe ser el Estado el que deba otorgarla, porque la considera una naturalización por honor, también denominada gran naturalización extraordinaria o por gracia.

En casos excepcionales ha sido otorgada a extranjeros eminentes que han prestado grandes servicios en beneficio de la nación. Hizo bien Juan Carlos Holguín, cuando ocupaba el cargo de canciller de la República, al afirmar “que en el gobierno de Guillermo Lasso no se otorgaría a deportistas extranjeros la nacionalidad ecuatoriana por servicios relevantes”. Por eso no habían progresado los expedientes de varios futbolistas, como Lorenzo Faravelli, Cristian Pellerano, Bruno Piñatares, Burrai, Ezequiel Piovi y más.

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Hace pocos días el presidente de la Comisión de Fútbol de Barcelona, Antonio Álvarez, se refirió nuevamente a que el tema de nacionalización de Burrai está muy avanzado. Me imagino que se han terminado los trámites regulares que exigen tres años o más radicado en el país. Y si es así, derecho tiene que se lo considere compatriota por decreto ministerial. Burrai también ha revelado su interés en ser convocado a la Selección y si obtiene nuestra nacionalidad cumple también el requisito que exige la FIFA, de estar por cinco años residiendo, entonces el DT Félix Sánchez Bas estaría en la libertad de escogerlo. Me pregunto si por méritos están en la Tri Alexander Domínguez, Hernán Galíndez y Moisés Ramírez; a quién marginaría Burrai.

También sería injusto que Pedro Ortiz y Gonzalo Valle, por el nivel que muestran, sean nuevamente postergados. Pronto sabremos los detalles sobre la naturalización de Burrai y la decisión del español Sánchez Bas en la convocatoria para las eliminatorias, que están por iniciarse. (O)