Miro la foto de Rafa Nadal con la Copa de Mosqueteros (entregada al campeón de Roland Garros). La alza con cierto temor de que sea la última. No es la primera vez que he sentido ese pálpito, aunque en esta ocasión el escalofrío se ha multiplicado con el machacón runrún sobre su futuro que nos ha acompañado en los últimos días.