No hubo tiempo de acomodarse ni de ir al baño o de abrir una cervecita, dio el pitazo inicial Wilmar Roldán y ya era vértigo, ataque, contraataque, trabadas bravas, centro al matadero que eran las áreas, corridas a puro forcejeo y pechazo, pero también afán ofensivo. Todo rociado con el agua del temporal que azotó Buenos Aires durante cuarenta y ocho horas y que agregó dramatismo a la escenografía. A los 5 minutos ya se vio que era un partidazo, a los 7 minutos ganaba Racing, a los 14 empató Peñarol con un tremendo cabezazo de Herrera. Luego fue un volcán de emociones que, con añadidos, duró 100 minutos justos. A los 94 llegó el 3 a 1 final para Racing con un cabezazo matador del zaguero Franco Pardo que guillotinó la ilusión carbonera. Un cabezazo llegando de atrás que fue un fusilamiento para el arquero chileno Bryan Cortés. Hasta ahí iban a penales, el cabezazo los dejó de lado.