La manera en que Barcelona encaró el partido que perdió 2-0 en el Maracaná ante el Flamengo contraría la idea de que la derrota se debe a que enfrentó a un rival que se da el lujo, en plena crisis económica, de hacer gala de su riqueza al contratar jugadores con megasueldos, simbolizando una desmedida soberbia financiera. Este club, en época de vacas flacas, hace ostentación de su poderío ante la pasividad de la Confederación Brasileña de Fútbol y la indiferencia de la Conmebol, que disimulan ante el irrespeto del fair play financiero.