Carlos Alberto Juárez, goleador histórico de Emelec, abrió una ventana sincera a los años más intensos y desafiantes de su carrera.
Entre recuerdos de crisis económicas, decisiones técnicas que marcaron finales como la de 1998 ante Liga de Quito y goles inolvidables, como el que le marcó a El Nacional en el 2001 para festejar el campeonato, el Cuqui repasó en diálogo con EL UNIVERSO, sin filtros, los aciertos y errores que moldearon su historia en el club.
Desde los meses sin sueldo y la valentía del grupo para seguir compitiendo, hasta las anécdotas de camerino que todavía le sacan una sonrisa.
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¿Las situaciones adversas a nivel económico las vivió como jugador?
Sí, lo vivimos. El año que yo llegué fue más fuerte, nos debían como seis meses.
¿Cómo lo afrontó el grupo en ese entonces?
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Fue duro. Nosotros declarábamos que íbamos a entrenar. No nos parábamos porque nos hacíamos daño nosotros mismos y teníamos dos clásicos esa semana: uno en el Monumental y otro en el Modelo. Le dijimos a la dirigencia que no íbamos a entrenar en el club sino aparte, y que íbamos a jugar por la camiseta y por la gente. Nos dijeron que iban a hacer jugar a la sub-20 y no, nosotros íbamos a jugar. Ganamos 1-0 en el Monumental y 3-0 en el Modelo; y después de esos resultados tampoco cobramos.
¿Qué lo motivó a volver al comentario deportivo?
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No sé si fue motivación... Me ofreció Pancho (José Francisco Cevallos) para que lo acompañara en la radio (JC Sports) y como estamos en la escuela en las tardes, en las mañanas voy sin problema.
¿Cuál es el momento que más lo marcó como jugador de Emelec?
El tiempo que estuve. En 1996, mi primer año, me di cuenta de que era el lugar en el fútbol para mí. Me sentía pleno, y bueno, luego pasan cosas malas como en 1998 que perdimos la final 7-0 (ante Liga de Quito), en el 2001 que fuimos campeones, una semana antes perdimos la final de la Merconorte que era como una Copa Sudamericana. No jugué esa final por culpa mía, me hice expulsar en Colombia. Son cosas que pasan en el fútbol, siempre se equivoca uno.
¿Por qué cree que se dio ese resultado en la final de 1998?
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El equipo fue mal planteado en el medio campo. Estaban el Diablo Etcheverry, Gallego Vásquez, el único que marcaba era el Loco Hidalgo, y en la altura. En Liga pasaban (Néicer) Reasco y Ulises (De la Cruz), que volaban. Nosotros le dijimos al DT (Jorge Lasso) que no podía plantear así, no sé si fue él o Quintana (+). Lo expulsan a Máximo (Tenorio) en el primer tiempo. A los 20 del segundo ya íbamos 5-0, ¿qué íbamos a darle vuelta?
¿Y de ahí qué pasó?
Cambio. El número 8 (que era yo) por Giancarlos Ramos, ¿ahora quiere poner un 5 de marca? Empecé a decirle: ‘Yo no salgo’. Le dije a Giancarlos que se vaya a la banca que yo no iba a salir. El árbitro era el argentino Daniel Sargento Giménez y me decía que si no salía, me iba a expulsar. Le dije que me expulse porque no iba a salir. Se reía y me dijo que no me iba a expulsar.
¿Sus compañeros dijeron algo?
El Flaco Kaviedes daba vueltas alrededor mío y del árbitro y cambian el número, ponen el 9, que era él. Y el Flaco me dice: 'Cuqui, yo no salgo’. Le digo: 'Flaco, la reconch... de tu m...’, me acordé de la madre (fallecida) y le dije que si salía, lo mataba. Y empezó a decir: ‘Estás loco, yo no salgo’. No salió ninguno, no se hizo el cambio y dos goles más nos hicieron. ¿Qué iba a hacer con un mediocampista?, eso lo tenía que hacer de entrada.
¿Cuál fue el gol que más gritó con la camiseta de Emelec?
El del 2001 ante El Nacional. Un partido muy cerrado que teníamos que ganar sí o sí, porque con el empate era campeón El Nacional. No había situaciones de gol para ninguno. A los 33 minutos del segundo tiempo sale un centro del Walter (Ayoví Corozo), la peina Borja y yo la encuentro de frente, fue una locura, no sabía hacia dónde correr. Me metí donde los periodistas, solo era gritar y gritar. En 1996 perdimos la final con El Nacional, en 1998 contra Liga y antes perdimos la Merconorte con Millonarios. Una se tenía que dar...
¿Con quién hizo la mejor dupla?
Dentro de la cancha me llevé bien con todos. Con Kaviedes, Otilino Tenorio (+), con (Alejandro) Kenig. Pero con quien más me sentí respaldado fue con Otilino, el negro chocaba y me alivianaba. ¿Qué iba a chocar Kaviedes o (Ariel) Graziani? Siempre eran todos contra mí.
¿Cuál fue el defensa que más le pegó?
Byron Tenorio. Un año me pegó y al otro fue compañero mío.
¿Cuál es la anécdota que cada vez que la recuerda le causa risa?
Después de un partido nos quedamos concentrados y estábamos tomando unas cervezas que nos habían comprado los chicos de utilería, y se terminaron. Nosotros no teníamos nada que hacer.
Se acabaron, eran las once, doce de la noche y llamamos a un amigo a ver si nos conseguía más, pero nadie aparecía. Y el Loco Hidalgo dice que va a comprar, pero ¿cómo si está todo cerrado aquí? Fuimos a otro cuarto, estábamos con Wellington Sánchez, Daniel Viteri, el Camello (Gómez) y lo bajamos con sábanas.
Se fue caminando solo. Cuando regresa, venía con un loco al lado cargando la caja y él con la camiseta dándole vuelta con la mano. Subimos la caja y luego ya no lo podíamos subir a él porque se tambaleaba. Tuvimos que despertar a otros para que nos ayudaran. Esa fue terrible, pero de ahí todos concentrados. (D)

























