Cara y cruz. El fútbol sabe tanto de esto… El martes 20 de octubre de 2020 fue cruz para los hinchas de Defensa y Justicia, su noche triste. El pequeño clubcito del sur del Gran Buenos Aires estaba obteniendo un meritorio triunfo ante el Santos en Vila Belmiro y con ello pasaba como segundo a octavos de final de la Libertadores. Los muchachos, meta tesón y sudor a defender la conquista. Pero en un puñado de minutos se les derrumbó todo el castillo. A los ’78, Lucas Braga le clavó la primera estaca: 1 a 1. Aún así, seguía siendo segundo del grupo por más goles a favor. Pero a los ’91, cuando ya los muchachos del Halcón se abrazaban a la clasificación, un jovencísimo Marcos Leonardo les hundió un nuevo puñal: triunfo del Santos 2 a 1. Un mazazo cruel porque al mismo tiempo la TV informaba que en Asunción, el Delfín de Manta lograba una victoria inesperada sobre Olimpia por 1 a 0 y quien seguía en la Copa era el conjunto ecuatoriano. La eliminación determinó que Defensa, como tercero, se cruzara de andén y fuera a la Copa Sudamericana. Tres meses después dio una increíble vuelta olímpica. Ahí fue cara. Al destino le encantan estas travesuras.