La vida está llena de pasado y de presente. En los dos tiempos existenciales puede hallarse el camino del futuro. Con más de seis décadas de fútbol en la memoria, guardo el recuerdo de goles que me emocionaron intensamente. Ejemplos: los de chilena de Elías Tumbaco a Barcelona (1953) y de Simón Cañarte a Tigre de Argentina (1956), que tenía en el arco a Miguel Rugilo, al que llamaban “el león de Wembley”; el de palomita de Chalo Salcedo a Tigre en el mismo año; el slalom de Jorge Bolaños y su “gol imposible” a Paraguay (1965); el de Wacho Chanfle Muñoz de tiro libre a Independiente, por Copa Libertadores (1971); y el de chilena de Pedro Perico León en el Clásico del Astillero (1972).