Miguel Ángel Brindisi (70 años) fue compañero de Diego Armando Maradona cuando este último era la estrella excluyente en el Boca Juniors de 1981 que ganó el título Metropolitano de esa temporada, un equipo “inolvidable en la memoria” de los boquenses, dijo ayer el diario deportivo Olé del cuadro que en diciembre de hace 39 años visitó Guayaquil para jugar un amistoso contra Barcelona.

Brindisi, varios días después del fallecimiento del 10, se animó a hablar de su antiguo camarada. Tan extraordinario era como volante quien como entrenador llevó a los canarios a la final de la Copa Libertadores que “varios viejos cronistas aseguran que la influencia del futbolista estuvo casi al nivel de Maradona en aquel campeonato que ganó el plantel al mando de Silvio Marzolini (fallecido en julio)”, según Olé.

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¿Cuál es la primera reflexión que le genera la partida de Maradona?, le pregunta a Brindisi en la entrevista con el periódico de Buenos Aires.

Esto respondió: “Para mí no murió. Lo primero es que encendió la vida de todos los hinchas de Boca, ese viernes cuando se hace la transferencia, se hace el partido con Argentinos, y jugó un tiempo para cada equipo. Ahí vino la luz que llevó toda la energía. El equipo (de 1981) se venía insinuando, pero faltaba el toque del diferente, faltaba la magia. Diego entraba a la cancha y se llevaba todo: el aliento, la atención”.

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El mundialista en Alemania 1974 agregó: “El carisma que tenía Maradona era impresionante. A la gente del fútbol nos dio felicidad, alegría, nos hizo sentir orgullosos. Tanto en Boca de 1981 como después, nunca bajaba la guardia. Cuando hablo con los jugadores les digo: ‘Pibes, saben cómo jugó Maradona el Mundial de Italia 1990, con botines más grandes porque no le entraba el tobillo’. Es que Maradona jamás se iba a perder un partido”.

Compañeros de habitación

Brindisi, que en 1989 condujo como técnico a Barcelona a ganar el certamen ecuatoriano, contó que pese a tener él 31 años cuando Maradona llegó a Boca desde Argentinos Juniors, y el Pelusa apenas 21, esa diferencia de edad no se notó y forjaron una gran amistad.

“Es que además Diego era mi compañero de habitación. Llegó y era el Pibe de Oro, después se consolidó como el mejor del mundo. Como era pibe lo querían poner con alguien de experiencia, y yo tenía diez años más que él. Ese lugar podía haber sido para Pancho Sá, pero tenía varios años en la habitación con (Hugo) Gatti y a Diego lo ponían conmigo”, cuenta Brindisi.

¿Piensa que hoy Maradona hubiese sido mejor jugador que en su época?, se le consulta a Brindisi, que responde: “Seguro, porque ahora hay más protección arbitral. ¿Sabe las patadas que le pegaban a Diego? En esta época, cualquier golpe como los de (Claudio) Gentile (el italiano que lo marcó en España 1982) van al VAR y te sacan roja. Hoy habría hecho cada desparramo”.

Y qué pasó cuando Maradona fue transferido al Barça, en 1982. Brindisi lo revela: “Nuestra relación no terminó, pero cada uno siguió su vida por diferentes lugares, las comunicaciones no eran lo mismo. Hasta compartir un cumpleaños de Dalma. Me invitó al casamiento, que no pude venir porque dirigía en Ecuador. Pero eran cosas ocasionales, ahora era más por Martín Arévalo, que es amigo mío y me lo pasaba, si no, era difícil comunicarse con él. Todo desde el afecto, fue muy lindo”.

Brindisi dijo que lo que más le sorprendió de Maradona fue que “es el único tipo al que vi jugar desgarrado domingo, miércoles y domingo”. (D)