Hace años entré a un taxi de Buenos Aires convertido en una capilla rodante. En todas partes había fotos de Diego Armando Maradona. De manera lógica, hablamos de la deidad que presidía ese altar. "Ni mi mujer, ni mis novias, ni mis hijos, ni mis amigos me han dado tanta felicidad como Diego", exclamó el conductor, señalándose la nuca, tatuada con el canónico número 10, publica diario La Nación de Buenos Aires.