Dicen que los mejores recuerdos se acumulan cuando somos niños o jóvenes y que cuando son productos de esfuerzo, dedicación y disciplina, no se olvidan nunca porque están, además, acompañados de intensas emociones y finales felices. Estos episodios se vivían en torneos escolares y colegiales del deporte, que como se comentó la semana pasada, reviven algunos gratos pasajes.

Una experiencia como las mencionadas la tuvieron los integrantes de la selección de básquet de la categoría inferior del San José La Salle en octubre del 1977. La Federación Deportiva Estudiantil había decidido –por problemas entre las barras– armar dos grupos. En uno estaban los colegios fiscales y en el otro, por los católicos, Cristóbal Colón, Javier, Domingo Comín, Espíritu Santo y San José. Los favoritos eran los cristobalinos, que tenían poderoso quinteto. Luis Carló, capitán del conjunto lasallano, nos contó: “Siempre jugamos con barra en contra. Coincidió que por esos días se suspendieron nuestras clases porque todos los sacerdotes viajaron a Roma, a la beatificación del Hermano Miguel. Nuestro entrenador, Juan Zerega, nos llevó a los Sagrados Corazones y todas las alumnas se acercaban al patio para vernos practicar”. El equipo estaba conformado por Jacko Constante, líder anotador, que falleció hace muy pocos días; Mario Montevideo fue el pívot y luego tuvo una gran trayectoria; Paúl Moreno, armador; Luis Carló, alero derecho; Kabirt Tapia, que se ubicaba al fondo y que durante uno de los juegos recibió la terrible noticia de que uno de sus hermanos, Ronny, había recibido una descarga eléctrica en el balcón de su casa. Kabirt lo trasladó a un centró médico y no lo atendieron por no estar presente una persona mayor. Su tío Darío Weisson lo llevó a otra clínica, donde Rony Tapia falleció dos días después.

El intercolegial se inició con un triunfo del Cristóbal Colón, que utilizaba una defensa abierta hasta media cancha y ejercía presión con doble marcación sobre el armador contrario. “Nos preocupó su contundencia. Nuestro primer cotejo fue contra Espíritu Santo. Estuvimos muy nerviosos y cometimos muchos errores, pero ganamos con lo justo. El técnico nos calmó indicándonos que eso era normal por ser la primera presentación. El segundo rival fue el Javier y se nos vino encima la noche y nunca pudimos recuperarnos y perdimos. En el entrenamiento siguiente hubo la charla técnica y don Juan, que era un gran entrenador, con gran vocación, y famoso por usar palabras groseras, nos habló de manera pausada y nos señaló los errores de cada uno. Nos dijo que todavía teníamos todas las posibilidades para ganar el campeonato”, expresó Carló, el exjugador del San José.

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Para enfrentar al Cristóbal no asistió Kabirt Tapia y fue remplazado por Carlos Bermeo, quien anotó la más bella canasta del torneo. Fue un rápido contragolpe por la izquierda y amagó con pasar la pelota, pero prefirió penetrar. Se pasó la pelota por detrás de su espalda, se quitó la marca y con mucha elegancia depositó la bola contra el tablero. Fue una linda y motivadora canasta. En adelante todo salió bien y los lasallanos consiguieron una histórica victoria.

El último duelo fue ante el Domingo Comín y reapareció Kabirt Tapia y con el equipo completo San José ganó. Tapia hizo el juego perfecto. Todas las metía, no falló ningún tiro libre y todos pensamos que un ángel del cielo lo iluminaba. “En nuestra inocencia esperábamos el resultado del Cristóbal, sin saber que de acuerdo a la norma si había empate en juegos ganados y perdidos era campeón el que hubiera triunfado en el enfrentamiento mutuo. Nuestro estratega no nos había explicado nada”, cuenta emocionado Carló.

“Fuimos campeones, pero no hubo vuelta olímpica, premiación ni entrega de trofeo, pero superamos a todos los rivales, entre ellos al Cristóbal Colón, que ese año fue campeón en las categorías intermedia y superior. Fue nuestro primer y único título y lo recordamos por siempre. Fue un acontecimiento para nuestras familias, nuestro colegio y para nuestras vida. Con disciplina y dedicación vencimos a un gran rival”, remata. (O)