“Sin jugadores no hay fútbol”, dicen… los jugadores. Una verdad a medias. Son, desde luego, el rostro más atractivo del deporte, sus protagonistas, quienes generan la adhesión e idolatría. No obstante, resultan tan esenciales como la pelota, los arcos o el inflador... Sin cancha tampoco hay fútbol. Es un todo en el que cada fragmento resulta imprescindible, hasta el árbitro. Sin árbitro serían puras discusiones y veríamos más boxeo que fútbol. Los futbolistas, además de ser una parte fundamental del juego (no la única ni la más noble, como se autoproclaman), son astutos y hábiles declarantes, capitalizan todo a su favor. Saben vender una idea.