Se esperan varios miles de peruanos para hoy en Maracaná. La cantidad que los vuelos han podido traer. Emocionada, la gente se largó aún sin entrada. Ya se ven muchos en las calles de Río con su camiseta.

Ellos, los argentinos, colombianos y chilenos, en menor medida uruguayos, le han puesto unas pizcas de sal a esta Copa América sin calor, discretita en fútbol, fría en entusiasmo, dado que el brasileño parece completamente lejano al torneo. Si llega un turista europeo y no le avisan, ni se entera que aquí se juega una Copa América.

El ambiente es cero, la euforia es importada. En cualquier otro país, incluido Venezuela, donde el fútbol durante un siglo estuvo debajo del béisbol, el box o el básquet, un Sudamericano Sub-20 tendría más repercusión que esto. En toda la Copa, diarios gigantes como Folha de Sao Paulo u O Globo dedicaron media paginita al torneo. Diarios que pesan medio kilo.

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Como contrapartida, vale agregar que El Tiempo de Bogotá, el día que Colombia enfrentaba a Chile, lanzó una edición especial en San Pablo. Un esfuerzo editorial que en un medio brasileño sería impensable. Lo mismo acontece con los periodistas. Centenares venidos de afuera deambulan por aquí y allá buscando noticias para generar la información. Win Sports, el canal del deporte en Colombia, trajo aquí 36 personas entre periodistas, técnicos y camarógrafos. Brasil encabeza el ranking de jugadores más extraordinarios, de más títulos ganados y de fútbol más bonito, pero en el rubro pasión… Ni tema de conversación cotidiana es la pelota.

Hoy, el planeta fútbol tiene tres finales. A las 10 hora ecuatoriana, en Lyon, Francia, Estados Unidos y Holanda disputarán la final del mundo femenina. “Yuesei” busca su cuarto título femenino y le sigue dando un empujón notable al soccer en la patria de Lincoln. A las 22, en el Soldier Field de Chicago otra finalaza: Estados Unidos y México dirimirán la Copa Oro de Concacaf. Con lo cual, el país que hasta hace cuarenta años le daba la espalda a la número cinco, estará presente en dos finales grandes. ¡Quién lo diría…! En medio, nuestro plato preferido, la Copa América entre Brasil y Perú.

No solo es la primera vez que ambos países amazónicos se encontrarán en la instancia máxima, también es inédito que una selección (Brasil) que ha vencido a otra por 5 a 0 dentro del mismo torneo, vuelva a enfrentarla en igualdad de condiciones por la corona.  

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Cinco goles los separan en este torneo. Los une el estilo: siempre la vocación por tratar bien el balón, por jugarlo con creatividad unos, con galanura los otros. Si hubo dos primos futbolísticos a lo largo de la historia en Sudamérica, ellos han sido Brasil y Perú. Con diferencias importantes: la contundencia. El brasileño ha sido un juego de máxima eficacia frente al arco, el peruano al revés. Y hay dos antecedentes que lo reflejan: en 1949, también aquí en Río de Janeiro (aunque en São Januario, estadio del Vasco da Gama), Brasil goleó 7 a 1 a los incas; en 1997, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, otra vez le hizo siete, pero a cero. Duro.

¿Qué puede acontecer esta tarde…? La lógica del fútbol indica que un conjunto que ha vencido a otro 5-0 está psicológicamente bien predispuesto, mentalmente seguro, muy fuerte de la cabeza y es difícil que se le escape otra victoria. Más porque apenas transcurrieron 15 días de tal goleada. Sabe que puede al rival. Hay un antecedente internacional en contrario, casi idéntico: el Mundial 54, cuando Alemania perdió 8 a 3 ante Hungría en primera fase y volvieron a encontrarse en la final. Allí, los germanos lograron imponerse 3 a 2; incluso después de ir perdiendo 2-0.

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La obligación está en los pies de Brasil, la hazaña al alcance de Perú. ¿Habrá un segundo Maracanazo…? Puede ser, en fútbol todo es posible, pero no habrá suicidios si sucede, como en 1950. Al menos, en este tiempo, no parece que nadie se quite la vida por esto. No en Brasil.

La inteligencia de Gareca permite pensar en alguna proeza. Cómo ha logrado levantar el ánimo de su tropa después del catastrófico 5 a 0, es un milagro. Perú logró después de eso eliminar a Uruguay y tumbar a Chile. Y llegar a la decisión del título. Está aquí en Río el famoso aficionado peruano que asistió a 13 Mundiales, 15 copas América, 8 Eurocopas y decenas de torneos más. Es Jorge Chupo Arriola. Fue a saludar a Gareca antes de partir la selección incaica para estas tierras. Se dio este diálogo.

-¿Vas a la Copa América, Chupo...?

-Sí, pero solo para la final.

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-Ahí nos vemos, seguro.

Esa era la fe que se tenía el Tigre. (D)