Los intentos de Catar y Japón tampoco rompieron el 'hechizo' que maldice a los países invitados a la Copa América.

En Brasil, el torneo de selecciones más viejo del mundo quedará otra vez en manos sudamericanas, en medio de voces que claman por cerrar puertas a selecciones foráneas.

Ni los campeones ni los subcampeones asiáticos sumaron una victoria en tierras brasileñas, mucho menos se alcanzaron a ilusionar con alzar el trofeo en Río de Janeiro, un objetivo hasta ahora inalcanzable para los combinados no originarios de Sudamérica. 

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Ambos elencos regresaron sin la copa en sus valijas en su primera y segunda participación en la máxima competición del Nuevo Continente, como otra media docena de naciones que han desfilado por el torneo desde 1993, cuando se les abrieron las puertas a los onces 'extranjeros'.

Los Samuráis Azules cruzaron el océano para aprovechar el trampolín americano como ensayo general para su equipo sub-23, que luchará por bañarse en oro en los Olímpicos de Tokio 2020. Sumaron dos puntos en tres salidas, tras dos empates ante Uruguay y Ecuador, y una paliza 4-0 ante Chile.

Al igual que en su estreno, en Paraguay 1999, retornaron a la nación del sol naciente sin un triunfo. Takefusa Kubo, el llamado 'Messi japonés', no pudo plantar su bandera en la casa de Pelé, aunque la nueva generación nipona dejó entrever nuevos talentos.

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Los cataríes, por su parte, aterrizaron con su plantel en pleno e impulsados por la obtención, en febrero, de su primer título internacional tras vencer a Japón en la final de la Copa de Asia. El fogueo americano fue un primer paso en su preparación para el Mundial de 2022, del que son sede.

Aunque mostraron facetas llamativas en defensa y ataque, quedaron en el sótano del Grupo B, tras caer con Colombia y Argentina, y empatar con Paraguay. Su temido goleador, Almoez Ali, marcó un solo tanto, en la igualdad 2-2 ante los guaraníes. Poco para el artillero de la Copa de Asia, con nueve anotaciones.

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¿Cerrar puertas?

Japón y Catar unieron sus nombres a la lista de foráneos desdichados que pasaron desapercibidos por la Copa América, cuyo primer balón rodó en 1916.

Estados Unidos, Honduras, Haití, Jamaica, Costa Rica... México intentó alzar el trofeo durante diez ediciones consecutivas, entre 1993 y 2016, pero fracasó una vez seguida de la otra. Pero fue el que estuvo más cerca: perdió dos finales ante Argentina (en 1993) y Colombia (en 2001). 

Solo los mexicanos, hondureños y estadounidenses llegaron a disputar semifinales. 

Los pobres resultados se deben, entre otros, a que con frecuencia los invitados traen equipos suplentes o juveniles, como Japón en esta edición. Algunos, como España y Canadá, incluso han rechazado la invitación.

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"La Copa América debe ser solamente para selecciones sudamericanas. Nosotros no hemos visto a selecciones sudamericanas invitadas a copas africanas, ni torneos en Europa ni centroamericanos", dijo el técnico de Venezuela, Rafael Dudamel. "Tenemos que hacer respetar la jerarquía que hemos construido".

El entrenador argentino Eduardo Berizzo, que dirige a Paraguay, apuntó en la misma dirección. "Una Copa América solo con equipos sudamericanos sería lo más lógico (...) En la Eurocopa no vemos equipos invitados".

Los deseos de algunos sectores se reducen a eso. El presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), Alejandro Domínguez, zanjó por ahora la discusión a favor de las naciones invitadas.

Domínguez confirmó el 13 de junio que Australia y Catar estarán en la Copa América que se realizará el próximo año en Argentina y Colombia.

"Catar es el último campeón de la Confederación Asiática, tener un campeón participando en una competencia siempre prestigia y eleva la calidad del fútbol", consideró el paraguayo. 

Participantes asiduos en los mundiales celebrados desde 2006, los canguros alzaron la penúltima Copa de Asia, en 2015, y ahora se estrenarán en América. Ya saben la 'maldición' que los espera. (D)