Cerrada la primera fecha de la Copa América, nuestros títulos serían: “Brasil sin Neymar, terrenal”, “La Colombia de Queiroz, una maza”, “Uruguay: que pase el que sigue”, “Pobre Messi con esta Argentina”, “Ecuador, ausente sin aviso”. ¿Y Chile…? “Apareció el bicampeón”. El estreno chileno fue con trompetas: 4 a 0 a Japón y, más importante que los goles, recuperando viejas sensaciones, aquellas de las dos copas seguidas ganadas en 2015 y 2016. Fue un retorno con sonrisas de la vieja guardia. Cuando los jugadores salen y alientan a quien los reemplaza, cuando se felicitan después de una buena jugada y sonríen como niños tras un gol, significa buena vibra, camaradería, unidad, comunión futbolística. Eso se le notó a la Generación de Oro en el Morumbí de San Pablo en la goleada sobre Japón.