Geovanny 'Cuchara' Caicedo, exzaguero, conoce la dura realidad del balompié de su tierra. Se inició en el Huracán, de segunda división. “La falta de apoyo es general. Emigramos porque dependemos del fútbol y en las condiciones que soportamos es difícil. En Esmeraldas no hay inversión y por eso salimos a buscarnos la vida en otro lado”.

Pero no solo se debe juzgar al dirigente, dice. “Lamentablemente no hay respaldo de la empresa privada. Y sabemos que si en un equipo no hay dinero no camina hacia ningún lado”.

El futbolista Édison Hernández comenta que “en Esmeraldas solo se firma contrato por lo que dura el campeonato. A veces se juegan cinco partidos y si el equipo queda eliminado ya eres jugador libre. Ahí comienza el calvario porque toca ir a buscar equipo hasta en alguna liga barrial”.

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Omar Estupiñán, presidente de la Asociación Provincial, culpa a “los directivos de las series A y B, que mandan cazatalentos, pero no para que hablen con el dirigente del club, sino para que vayan adonde los padres y les ofrezcan algo. Luego, el familiar exige el acta de finiquito y ahí se perdió todo. El chico se va y acá no queda nada y después nos toca reclamar los derechos de formación”. (D)