“En el pasado, los grandes equipos y cracks tenían más espacio y más chances de hacer goles, lo que valoriza todavía más a los grandes atacantes actuales, como Cristiano Ronaldo y (Lionel) Messi, con un número casi absurdo de goles. Si Pelé jugara hoy tal vez tendría unos cien goles menos, lo que no disminuiría en nada su genialidad”. Nadie más autorizado para decirlo: Tostao, jugador maravilloso, estrella de los años 60, compañero de O Rei, agudo analista.

Concordamos con el crack del Cruzeiro (que nos deslumbró como ninguno en aquel Mundial de México 1970; Gerson fue otro descubrimiento fenomenal; y Rivelino, aunque este sin el talento enorme de Tostao y sin el dominio excepcional del juego de Gerson). Apenas nos permitimos retocarle el número: quizás Pelé hubiese marcado 200 menos. Y no solo por la reducción de espacio de la actualidad: las diferencias para elaborar juego, para movilizarse dentro del campo y convertir son siderales respecto de 1955, cuando debutó Edson Arantes, a hoy. Hay muchos aspectos completamente distintos entre el presente y el fútbol de hace cuarenta, cincuenta y sesenta años.

Enunciemos primero, en favor de Pelé y de todos los delanteros de su época, las dificultades que encontraban que hoy no están: 1) Un defensa podía hacerle veinte faltas en un partido y no lo echaban, seguía intentando pararlo a la brava. Incluso podía darle una patada criminal, intimidatoria al comienzo del encuentro y no pasaba nada. El reglamento era malo, los árbitros mucho más. 2) Ahora hay más posibilidades de anotar de tiro libre o de penal porque se sanciona casi todo, antes no. 3) También convengamos que los campos de juego eran pésimos en general y había que dominar el balón igual.

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Y 4) que el esférico, si se mojaba, se ponía pesadísimo, porque era de cuero puro y absorbía el agua; los de ahora son sintéticos, mantienen su peso y su rodamiento normal. Recordamos la célebre semifinal del Mundial 1954, Hungría 4, Uruguay 2. En el último minuto del tiempo regular, estando 2-2, Juan Alberto Schiaffino remató y la pelota iba lentamente al gol, pero el campo era un lodazal: al llegar a la línea la bola se frenó y permitió que un húngaro despejara. Hoy hubiese entrado.

Sin embargo, los goleadores actuales tienen muchas más contras. Enunciemos: A) En Suecia 1958 se coronó Brasil jugando aún un 3-2-5 con Gilmar en el arco; Djalma Santos, Bellini y Nilton Santos en defensa; Orlando y Zito en la media; y Garrincha, Didí, Vavá, Pelé y Zagallo arriba. Aunque Zagallo también bajaba a colaborar con los medios. Pero eran tiempos en que defendían tres y atacaban cinco. Por lógica, era más fácil convertir goles. Hoy es al revés: se sale con líneas de cuatro y hasta de cinco atrás, y con un solo punta adelante, ayudado por dos medios mixtos que crean y acompañan. Es mucho más complicado para los de punta. Eso en lo táctico.

B) Antes el fútbol era muy posicional, cada cual se quedaba en su puesto, ahora todos colaboran en la recuperación, sea en el sector que sea. C) Un factor fundamental es la presión de marca, que antiguamente no existía, ni se sabía el vocablo presionar. La presión es anticipar, encimar, hostigar, impedir, obstruir, molestar al rival. Y evitar que accione con tranquilidad, no darle tiempo de pensar ni de actuar. Los DT mandan a hacer presión “hasta el contacto físico”. No existe en nuestros días ningún equipo en el mundo que no presione. La primera línea de presión es encargada a los delanteros, para que el adversario no pueda salir jugando cómodo. Se torna muy engorroso orquestar juego de este modo.

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D) Los técnicos actuales ordenan cubrir todos los sectores del campo, de modo que el rival no cuente con espacios. O con la mínima cantidad. Pensemos que en 1958 un futbolista corría 4 kilómetros en un partido. Hoy corren 11 o 12 de promedio. Ocupa más terreno. E) El conocimiento táctico. Todos saben pararse y defender. Los entrenadores tienen una formación vastísima. F) El conocimiento del rival. Antes se jugaba frente a un rival que no se conocía. Cuando Garrincha debutó frente a la URSS en 1958 los soviéticos no tenían ni una idea del demonio que era Mané. Los despedazó. En nuestros días todos estarían enterados de quién es y cómo juega un fenómeno. Cuenta Antonio Rattín en sus memorias que en el Mundial 1962 Argentina debía debutar ante Bulgaria “y nosotros no sabíamos ni de qué color era la camiseta de Bulgaria”. Es tal el estudio del rival que, tras la final de la Copa del Rey 2012 que los enfrentó, uno en el Barcelona y el otro en el Athletic de Bilbao, Josep Guardiola le dijo a Marcelo Bielsa: “Sabes más del Barça que yo”. Porque Bielsa (son amigos) le envió el informe que había elaborado. Decenas de horas estuvo preparándolo.

G) Los arqueros. Es el puesto de mayor evolución. El entrenamiento específico y la información han generado que ahora sean fenomenales casi todos. Esta es una de las diferencias más grandes con el pasado. Son atletas de 1,90. Lo mismo que los defensores actuales, ágiles y con vastos recursos tácticos.

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Lo notable es que, pese a tantos obstáculos, igual se marcan muchos goles. En la última liga española 2017-2018 se anotaron 1.024 goles en 380 partidos (2,69 de promedio). En la 2007-2008 fueron 1.021 también en 380 (2,69); en 1997-1998 hubo 1009 en 380 juegos (2,66); en 1987-88, el más bajo, 909 en 380 (2,39), en 1977-78 se vieron 843 tantos en 306 y en 1967-68 se registraron 654 impactos en 240 cotejos (2,73). Es decir, con muchísima más oposición, se marcan casi los mismos goles que hace medio siglo. Fantástico.

“Espacio es tiempo”, define Andoni Zubizarreta, el ex director deportivo del Barcelona, actual del Olympique de Marsella. “El fútbol se está decidiendo últimamente, sobre todo en los grandes partidos, en espacios muy pequeños y distancias muy pequeñas. Cuando ya se rompe el partido tras un gol, empiezan a aparecer más espacios, pero hasta ese momento los partidos son más cerrados que en nuestra época, cuando el espacio era mayor. Si te dan más espacio tienes más tiempo, y si te dan más tiempo puedes pensar, ejecutar… hoy el tiempo se ha reducido extraordinariamente. La exigencia de ejecutar rápido es la clave”, explica Zubi, quien fue un arquero de relevancia: tapó 126 veces en la selección española y 18 años entre el Athletic de Bilbao, el Barça y el Valencia.

Andoni toca el punto neurálgico de por qué este es otro fútbol con relación a épocas pretéritas. Y atención, que no atajó hace medio siglo, empezó en 1980 y se retiró en 1998.

Sin embargo, ve un cambio profundo ya con relación a su época. No hay duda posible: ahora es más difícil hacer goles. El mérito es que se hacen casi tantos como antes. (O)

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No hay duda posible: ahora es más difícil hacer goles. El mérito es que se hacen casi tantos como antes. En la última liga española se anotaron 1.024 en 380 partidos (2,69 de promedio)."