El fútbol tiene estas maravillas que lo hacen único e inalcanzable para cualquier otro deporte. Perdía 2-0 Holanda en Alemania; necesitaba al menos un empate para alcanzar la final de la Nations League. A los 85 minutos descontó Promes. Quedaban 5 minutos más el tiempo añadido. El zaguerazo que es Virgil Van Dijk, del Liverpool, se fue a jugar de 9 y no bajó más. Perdido por perdido, abandonó la defensa y se quedó en el área de Neuer.

El tema era que tuviera una, una sola pelota para intentar la hazaña. Y le llegó al final. A los 90 minutos exactos, anticipó a Kehrer y clavó el 2-2. ¡Qué determinación...! Un telón espectacular para un partido intenso, agradable, y para un equipo que siempre buscó a base de tenencia y buen toque. Con ese gol, Holanda se instaló en la final a cuatro junto a Suiza, Portugal e Inglaterra.

Eso fue el lunes anterior. El domingo, Suiza también había logrado el boleto al vencer por un sensacional 5-2 a Bélgica, actual número uno del ranking mundial. Y también perdía 2-0. E Inglaterra, ante un Wembley eufórico, dio vuelta el choque ante Croacia: caía 1-0, remontó a los 85 minutos. Terminó 2-1 con dos arremetidas de Harry Kane, la primera terminó empujándola Lingard sobre la raya, la segunda la coronó el propio Kane. Tres días antes, el jueves, hubo euforia nacional en Croacia cuando el equipo subcampeón del mundo se vengó de España, que le había propinado un humillante 6-0 en Elche. A los 93 minutos, el joven lateral izquierdo Jedvaj marcó el 3-2. (Dos goles hizo el jugador del Bayer Leverkusen).

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“¿Para qué sirve esta Nations League…?”, preguntaron muchos cuando se anunció, tímidamente, su creación. Respuesta: para convertir insulsos amistosos en estos partidazos. Otros opinaron que era un torneo amorfo, sin gracia ni sentido. Y alguien más –Jurgen Klopp–, declaró que era el torneo de fútbol más idiota del mundo (se equivocó feo el gran Jurgen). Seguramente, quien tiró sobre la mesa la notable ocurrencia de esta Liga de Naciones no imaginó ni en su sueño más delirante que tendría un comienzo tan brillante. Por lo general, los torneos nacen tibiamente y luego se van haciendo tradición. Este es una excepción. Que nos hayamos enganchado tanto con estos partidos habla de que el torneo prendió fuerte. La idea era juntar ese manojo de amistosos dispersos que se dan en cada fecha FIFA y convertirlo en un torneo formal. El resultado ha sido increíble: los partidos fueron disputadísimos, emocionantes, llenos de goles y de público. Las 55 selecciones europeas se lo tomaron muy, muy en serio.

Y los hinchas también. Si no, veamos: 39.049 espectadores en Bélgica 2, Suiza 1; 48.783 en Polonia 2, Portugal 3; 52.655 en Portugal 1, Italia 0 (en ambos sin Cristiano Ronaldo); 76.452 en Francia 2 , Holanda 1; 77.300 en Francia 2, Alemania 1; 78.221 en Inglaterra 2, Croacia 1; 81.392 en Inglaterra 1, España 2. Estos, en la Liga A. En la B hubo encuentros como Ucrania 1, República Checa 0 con 38.100 asistentes.

El acierto es darle tinte oficial a encuentros que, de lo contrario, serían tomados como de compromiso y se jugarían con tribunas semivacías. Inglaterra echó el resto para vencer a Croacia y Wembley se enfervorizó con el triunfo. Como si con lo que sobró al mediodía preparas una espléndida cena. Además, no comprometió nuevas fechas, se armó con las que ya están fijadas anualmente por la FIFA.

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Pequeño detalle adicional: el dinero que antes se hacían los empresarios concertando amistosos ahora queda en la UEFA, que lo reparte a las asociaciones. No hay intermediarios. La selección que obtenga el título se llevará 10,5 millones de euros en premios, más las dos recaudaciones en sus juegos de local. Taquillas importantes, vale aclararlo.

En el partido de Champions en que recibió al Barcelona, el Inter de Milán vendió 70.915 boletos y recaudó 5,8 millones€, récord para Italia.

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En partidos de selección el costo de las entradas es igual o mayor. Y paga todo el mundo. Por ello, es dable pensar que el campeón se lleve 20 €millones, más los beneficios colaterales que una coronación implica. También hay un premio deportivo: los cuatro equipos mejor clasificados de cada zona (A, B, C y D) de la Liga de Naciones que no hayan logrado billete para la Eurocopa 2020, disputarán una repesca con formato de semifinales y final a partido único. Los cuatro ganadores estarán en la Eurocopa de Naciones.

Se ha dado en llamar “final a cuatro” porque Holanda, Suiza, Portugal e Inglaterra se medirán en una sola sede, en Portugal (Oporto y Guimaraes). El 5 de junio las semifinales y el 9 la final y el tercer puesto.

También los jugadores encuentran un marco consagratorio. Esos dos goles a España supondrán un salto en la carrera del defensa croata Tin Jedvaj. O las cinco anotaciones del delantero suizo Haris Seferović (el que le hizo el gol a Ecuador al minuto 93 en el Mundial de Brasil). Cada selección presentó a todos sus titulares, no como algunos que se automarginan en los amistosos.

En el lapso en que la UEFA montó esta Liga de Naciones, los equipos sudamericanos debieron armar amistosos de menor monta, tipo Argentina-Guatemala, Irán-Venezuela, Birmania-Bolivia, Catar-Ecuador, cuando antes se jugaba ante potentes equipos europeos. O, como en el caso de Colombia, ni siquiera programó partidos en este parón de selecciones.

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Recordemos que la FIFA, en su momento, le obligó a Conmebol a jugar la Copa América cada dos años y no cada cuatro, como se estilaba. Quería una sola, justo en medio de los mundiales. Sin dudas a instancias de la UEFA, porque aquello ocupaba demasiado a los futbolistas que actúan en Europa. Y Conmebol acató. Venezuela 2007 fue la última de esas bianuales. Ahora, con el nacimiento de esta Liga de Naciones, que sin duda permanecerá en el tiempo, Conmebol deberá reaccionar.

Ramón Jesurún, presidente de la Federación Colombiana, había manifestado en enero pasado que una posibilidad sería disputar una Liga de Naciones juntamente con Concacaf, con lo cual se reunirían 45 selecciones (10 de acá y 35 de Concacaf). Una zona A con 12 y el resto divididos en B y C. La diferencia es que mientras Europa la juega cada dos años, aquí sería cada cuatro, pues el resto de las fechas están ocupadas por la Eliminatoria, que es más larga que en aquel continente.

La zonificación no debe generar ninguna queja. En Europa se agrupó a través de los coeficientes de rendimiento en sus torneos continentales. Aquí se puede conformar mediante el ranking mundial. Luego, la integración de los grupos es por sorteo. Pero, si no quiere perder definitivamente el tren con Europa, Sudamérica debe reaccionar rápido. Jesurún dijo que había que ver cómo funcionaba esta Liga de Naciones. Ya tiene la respuesta: es un éxito impresionante. Lo amistoso aburre, desgana. Al público y al periodismo les agrada esto, que se juegue por los puntos. (O)

Ramón Jesurún, presidente de la Federación Colombiana, dijo en enero pasado que una posibilidad sería disputar una Liga de Naciones, de 45 equipos, juntamente con Concacaf.