Los 12 estadios de Rusia 2018 son espléndidos, como la mayoría de las instalaciones afectadas al Mundial. El Spartak Stadium es uno de los dos coliseos de Moscú en que se juega la Copa (el otro es el Luzhniki). Una preciosura con 45.360 asientos, todos cubiertos. Está enclavado en un amplísimo terreno con áreas verdes y vastas playas de estacionamiento. Porque los rusos son conscientes de tener el país más grande la tierra y todo lo han hecho con espaciosidad, “a lo que dé”. El Metro lo deja a uno frente a la entrada del monumental escenario. Hay que bajarse en la estación Spartak de la línea 7, color lila del subterráneo moscovita, la más transitada de todo el sistema con 1.370.200 pasajeros diarios. Lo que impacta, apenas aproximarse al estadio, que luce los colores rojo y blanco del FC Spartak, es una gigantesca escultura de Espartaco, el héroe tracio del que toma el nombre el club de fútbol más popular de Rusia.