No debería sorprender que durante los partidos del Mundial se vea a un grupo de colombianos apoyando a Panamá o a uno de mexicanos vitoreando a Brasil. En la Copa del Mundo, América Latina es un país... al menos casi siempre.

Una vez cada cuatro años, los latinoamericanos dejan sus diferencias a un lado para animar a sus vecinos y antiguos rivales.

Esta clase de apoyo puede sorprender en Europa, donde un escocés nunca animaría a un inglés, pero para los latinos el deseo de ver que la región salga bien parada en el torneo casi siempre tiene prioridad sobre las rivalidades internas.

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"Soy de América Central, pero estoy usando la casaca peruana para apoyarlos. Y si Perú no lo logra, apoyaré al próximo país latinoamericano, y así sucesivamente", dijo Wilson Castillo, un salvadoreño casado con una peruana y residente en Miami, hogar de una gran variedad de migrantes latinos.

"Siempre apoyamos a los países de América Latina porque somos hispanos y siempre tenemos que estar unidos", dijo su esposa, Jannys Castillo.

Los equipos de América Latina son conocidos por tener a los aficionados más apasionados y la región es considerada con justicia como el hogar espiritual del fútbol.

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Los tres jugadores señalados como los mejores de todos los tiempos, Pelé, Diego Maradona y Lionel Messi, son de Sudamérica. Brasil, Argentina y Uruguay ganaron la Copa del Mundo nueve veces, solo dos menos que las 11 ganadas por las naciones europeas.

El matrimonio Castillo y sus dos hijos llegaron a Rusia con la intención de ver tantos equipos latinoamericanos como puedan y no están solos.

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Las cifras de ventas publicadas una semana antes de que comience el torneo mostraron que cinco de los 10 principales países que compraron entradas para el Mundial eran de Latinoamérica y que muchos de los boletos que se compraron en Estados Unidos fueron también para aficionados latinos.

Los hinchas de Perú invadieron Saransk antes de su primer partido, los mexicanos encendieron Moscú con sus cánticos irreverentes y sus vestimentas, mientras que miles de panameños ruidosos llevaron el ambiente caribeño al caluroso y húmedo Sochi.

Unión sin Argentina

Si hay una excepción ocasional a la regla es Argentina, la nación a la que muchos vecinos ven como la más arrogante.

"Somos colombianos y queremos que gane Colombia. Estamos un 50 por ciento y un 50 por ciento con Brasil", dijo Carlos Garizao, quien llegó de Cali con su familia para ver tres partidos de Colombia y el de Brasil contra Costa Rica.

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¿Y qué hay de un triunfo de Argentina? "Noooo", dijo con una sonrisa, moviendo el dedo. "Argentina, nunca".

Algo similar ocurrió en el debut de la "albiceleste" ante Islandia, cuando se vio a una multitud de hinchas brasileños celebrando el empate del conjunto europeo.

La rivalidad entre argentinos y brasileños es histórica, y se ahondó todavía más tras el Mundial 2014 cuando una horda de simpatizantes argentinos "invadió" al país vecino y celebró ruidosamente la catastrófica derrota 7-1 del local ante Alemania en semifinales. (D)