Vestido y alborotado se quedó Carlos Villacís Naranjo, presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF). La justicia ordinaria le demostró, por enésima vez, que sí puede intervenir en el balompié -cuando haya presunción de cometimiento de un delito- al prohibirle una jueza al directivo salir del país.

El Tío Carlos -llamado así por periodistas confundidos respecto a la relación con el dirigente- está acusado del presunto delito de incumplimiento de decisiones de autoridades judiciales competentes (desacato en el caso GolTV) y debe presentarse periódicamente ante un juzgado. La Fiscalía terminó la fase de investigación previa y comenzó la etapa de instrucción fiscal, que durará 90 días. Durante ese tiempo, Villacís no podrá abandonar Ecuador porque una jueza aceptó el pedido de la Fiscalía en ese sentido.

Que dejaran a Villacís con el pasaporte al Mundial en la mano causó la ira de varios periodistas que, tal cual el título del libro del ruso Fiódor Dostoyevski, se sintieron Humillados y ofendidos. En redes sociales han esgrimido insólitos argumentos para exigir que dejen viajar a Villacís porque su ausencia –a su criterio– puede tener consecuencias cataclísmicas para el Congreso de la FIFA y el Mundial.

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Entre los comentarios hay innumerables que pueden calificarse como desproporcionados. Que el fútbol ecuatoriano tiene “mucho que perder” si Villacís no va Rusia. Que la justicia ordinaria “ha humillado” al balompié nacional. Que la orden de una jueza “que no sabe nada ridiculiza" al país. Que se “ha cometido una injusticia” contra el “hombre que ha revalorizado” al fútbol de Ecuador.

Empezará y terminará el Congreso de la FIFA. Rodará el balón en Rusia y la magia del fútbol envolverá al planeta. Se gritarán cientos de goles, los cracks darán espectáculo, se jugará la final y un capitán levantará el trofeo. Todo eso sucederá en un mes. Y nadie -en ese lapso, ni después- se acordará de que Villacís no fue a Rusia 2018.

Sugieren, sus defensores, que la justicia debe permitir el viaje de Villacís. Los Villacís Boys se ponen apocalípticos y dicen que en Rusia la noticia que involucra al presidente de la FEF en un nuevo lío legal preocupa a los organizadores y al ente rector del balompié tanto como si les hubieran dicho que el que no viaja es Lionel Messi.

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Son mentiras dichas por periodistas que defienden al presidente de la Ecuafútbol, vía Twitter, porque los une, entre otras cosas, un pasado de común de prebendas recibidas en la era de Luis Chiriboga -etapa de la que es parte Villacís desde 1998-.

Sin Villacís en Rusia -ausencia vergonzosa porque tiene un origen judicial por un supuesto delito-, el balompié nacional no pierde nada. Sí pierde con la marginación de la Selección en la Copa del Mundo, en cuyo premundial comenzó con cuatro triunfos seguidos en el 2015. Embriagado de euforia, Villacís anticipó que en el 2016 se concretaba la clasificación y que el 2017 sería de trámite. Su vaticinio fue un desastre.

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¿Humillante que no vaya Villacís al Mundial? Para nada. Lo que sí es una humillación es que el presidente de la Ecuafútbol permitiera que dos de los cinco “felices” prófugos de la Casa de la Selección jugarán contra Argentina en la penúltima fecha de la eliminatoria.

Humillante es que no hiciera respetar su cargo de presidente de la FEF cuando dijo, exaltado, que le pediría explicaciones a Gustavo Quinteros por llamarlo incapaz en un audio que se filtró. Pero después de la reunión con el DT que lo irrespetó, declaró que aceptaba la explicación del técnico de la Tri y que “con el profesor Quinteros vamos a clasificar”. En lo que pareció un tardío ajuste de cuentas, Villacís despidió al argentino siete meses después de haberse hecho pública la grabación.

Dicen sus escuderos en Twitter que es una vergüenza para el país que no dejen a Villacís irse a Rusia. Nada menos cierto. Vergonzoso sí fue que tome la palabra para dar su informe -con 25 minutos de autoelogio- en el Congreso Ordinario de enero anterior y diga que en el 2017 lo mejor de nuestro fútbol fue clasificar al Mundial de Playa. ¡Fue el año de la eliminación de la Tri rumbo a Rusia 2018! ¡El año en que Ecuador perdió el 100% de los puntos que disputó en el premundial! ¡El año de la patraña del nacimiento de una “nueva era” en nuestro fútbol porque un técnico (Jorge Célico) dirigió a una improvisada selección contra las poderosas Argentina y Chile! Eso sí es verdaderamente vergonzoso.

Vergonzoso es que Villacís (y repito, él es parte de la era Chiriboga) siga destruyendo el prestigio en escombros de la FEF porque no lo cuidó en agosto del 2017, cuando tuvieron que llamarlo siete veces para que acuda a la Fiscalía a declarar como parte de la investigación por el supuesto delito de tráfico de personas. Su agenda estaba “ocupada”, se justificó.

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Vergonzoso es que ofreciera ayuda al Consejo de Participación Ciudadana para investigar adulteración de edades y documentos de futbolistas, y solo entregara la información requerida cuando una jueza se lo ordenó, bajo amenaza de destituirlo, al imponer el CPCCS un recurso de acceso a la información.

Para los periodistas que nunca protestaron en redes sociales el que la FEF aceptará la oferta de GolTV vencido el tiempo límite, pero reciben como insulto que Villacís no vaya al Mundial, el directivo es una especie de héroe que “ha revalorizado al balompié nacional”.

¿Revalorización? ¿Cómo lo hizo Villacís? ¿No habría sido una real revalorización clasificar a Rusia 2018, recibir los varios millones de dólares que entrega la FIFA a cada uno de los 32 participantes, aprovechar la exposición universal que implica competir en la Copa del Mundo? Además, el que hizo el contacto con el uruguayo Paco Casal, dueño de la empresa GolTV, fue Esteban Paz, no Villacís. Pregunten a los jerarcas del fútbol de Brasil, Argentina y Uruguay qué camino tomarían para darle valor de todo tipo a su deporte: ¿firmar con GolTV o ir al Mundial?

En manejos de crisis, como la originada por el polémico tema de los derechos de TV y GolTV, Villacís ha dejado la imagen de dirigente inmaduro, inexperto. Desapareció de escena y fueron directivos de mayor envergadura y rodaje, los de los clubes, los que resolvieron el problema por el presidente de la FEF. Tampoco fue capaz de tomar correctivos a tiempo cuando se encendieron las alarmas en la Tri (apenas en la segunda tanda de cuatro partidos, en el 2016), a la que recibió como líder de la eliminatoria al asumir la presidencia.

Por su impericia dirigencial fue presionado por los seleccionados que no cometieron actos de indisciplina para que revele, 24 horas después de negarse, los nombres de los cinco evadidos de la Casa de la Selección.

A Villacís le faltó firmeza para exigir el pago de casi 6 millones de dólares que los canales incautados (GamaTV y TC) le deben al fútbol nacional. En 21 meses su reclamo más vehemente fue “que se pongan al día lo más pronto posible”. Además, Villacís contribuyó, tanto como Quinteros y los seleccionados, al fracaso rumbo a Rusia -adonde pretendía ser el único de ese grupo en asistir- por la mala relación que tenía con los futbolistas, como lo han denunciado varios tricolores.

Hay que reconocer que Villacís no tiene el nivel de sapiencia futbolera de ilustres exdirectivos, como Galo Roggiero o Carlos Coello, para dar solo dos ejemplos, porque esas y otras virtudes no se adquieren en un paso fugaz de solo un año con un equipo en la serie A (si alguien recuerda de qué club hablamos, felicidades). Villacís no fue elegido por Chiriboga para completar el binomio presidencial para las elecciones de la FEF en 1998 por su vasta trayectoria futbolística, ni por haber clasificado a equipos a la Copa Libertadores, ni por dar vueltas olímpicas en la máxima división. Fue seleccionado porque Chiriboga, de la Sierra, necesitaba a un vicepresidente de la Costa. Y porque representantes de Barcelona y Emelec no iban a aceptar ocupar un segundo plano en el directorio de la Ecuafútbol.

“No mereceríamos ir a un Mundial con esta gente ​(dirigencia) ​con que estamos trabajando”, dijo Quinteros cuando su proceso se iba irremediablemente a pique. Con el transcurso del tiempo la declaración ha adquirido validez.

Y menos merecía Villacís ir a Rusia. El cargo de titular de la FEF le ha quedado gigantesco. La justicia ordinaria le truncó la gran vida en Moscú, las cenas oficiales con caviar y vodka, entradas gratis a los partidos mundialistas, codearse en suites y estadios de lujo con directivos de verdaderos quilates, y votar en el Congreso de la FIFA por lo que resuelva la Conmebol.

Con tres goles Lionel Messi sepultó, el 10 de octubre anterior, las ya para entonces nulas opciones de la Tri de ir al Mundial. Argentina le pasó por encima a una Selección C de Ecuador. El martes pasado, luego de siete meses de la derrota 3-1 en Quito, la justicia ordinaria 'eliminó' de Rusia a Villacís. Haberlo bajado del avión es una sanción moral que puede ser preludio de una mayor, eventualmente aplicada por los tribunales del país. (O)