Para que un equipo tenga el éxito que ha tenido Delfín, en esta etapa inicial del campeonato 2017, deben juntarse muchos factores. Primero una directiva seria, que ha hecho las cosas de manera silenciosa, contratando con mucha paciencia a jugadores.

Y esto lo sé porque llevan algún tiempo observando futbolistas como uno que tenía mucho tiempo escondido, me refiero a Jacob Murillo. Ha recuperado a dos jugadores que dirigí en las divisiones menores de Barcelona: Giovanny Nazareno y Henry Cangá, que son muy estables y muy sólidos en la estructura del Delfín. Quién iba a pensar que Luis Luna tuviera un rendimiento de este tipo jugando como volante; o el mismo Cangá, quien en otras ocasiones ha jugado de mediocampista de marca y ahora lo hace en posición de lateral derecho con muy buen rendimiento. Tiene un entrenador (Guillermo Sanguinetti), que basa mucho su estructura de atrás para adelante; es decir, armando una defensa sólida.

Una buena contratación como la del venezolano Jhon Chancellor, que me parece lo más importante, aunque los otros extranjeros también han rendido. Se conjugaron muchas ideas y muchas estructuras, pero en el fútbol todo parte siempre por la cabeza. La dirigencia del club de Manta ha manejando una estructura, la parte económica es sólida y estable y eso le dio tranquilidad para ir armando un equipo que ha basado su éxito en un andamiaje defensivo, sabiendo que en ataque hace mucho daño, cuando puede.

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¿Por qué gana Delfín y por qué pierde Barcelona? El fútbol es un deporte maravilloso, de muchos aspectos científicos, de mucho análisis, pero también tiene su parte lúdica. En ese sentido sigue siendo un juego y todo juego tiene su parte lúdica. También hay algo de azar.

El fútbol es un deporte cruel cuando quiere, que le cobra a la arrogancia y a la soberbia. Yo he visto en Barcelona y Emelec, este año, un poco de arrogancia y de soberbia. Para mí el domingo (en el Monumental) hubo algo de eso. Creo que Barcelona se puso los zapatos antes de ponerse las medias.

Se pensó en el Clásico del Astillero de este miércoles sin analizar que tenían antes un partido con el puntero del campeonato. Se hicieron variantes (en la formación canaria titular) y me podrán decir que en Brasil, contra Botafogo, les salió (victoria amarilla 2-0 en la Copa Libertadores) con jugadores que no estaban siendo titulares, y aunque considero que Barcelona tiene mejor plantilla, incluso su equipo B, que el Delfín, hubo un poquito de arrogancia por los cinco cambios en la alineación titular. No había necesidad de hacerlos. Los de Barcelona son jugadores profesionales y con buen descanso, buen reposo se podían recuperar (para enfrentar a los cetáceos). Así que creo que hubo eso (arrogancia) desde antes del partido y tuvo que ver con el rendimiento futuro. Y después, ya en el compromiso, hay una estructura de orden técnico y táctico y me parece que Barcelona cayó en la trampa del Delfín. El de Manta es un equipo largo, que se defiende bien y tiene tres hombres en ataque que hacen mucho daño.

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Ese golpe a golpe que presentó Barcelona, de manera descontrolada al final, creyendo que por sus individualidades podía ganar el partido, es lo que terminó pesando. Delfín le gana así a Barcelona: con solidez defensiva y mucha velocidad en contragolpe.

Sobre si Delfín es ampliamente el mejor de la primera fase del torneo nacional, lo de Independiente del Valle ha sido bueno, pero sigue basando su estructura en tener muchos jugadores jóvenes. Y aunque eso es positivo, a veces, los objetivos deben ser marcados claramente. Si quieres ser campeón, debes tener futbolistas que hayan sido campeones y con jerarquía para ser campeones.

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La gente joven gana partidos, la gente de experiencia gana títulos. Independiente tiene gente joven que va a ganar partidos, que va a tener buen rendimiento, pero que va a resbalar en momentos claves –y eso es natural, no es malo–, pero el jugador de experiencia sabe manejar partidos. Delfín tiene varios de estos elementos, algunos de sus jugadores han tenido la oportunidad de ser campeones o de estar presentes en fases finales.

Entonces, Delfín sí tiene futbolistas jóvenes, pero aparte tiene varios con jerarquía y con experiencia. Algunos vienen hasta rechazados de otros clubes, pero con hambre. La estructura y la solidez defensiva es lo que le ha dado merecidamente el primer lugar.

Pero insisto, Barcelona y Emelec son equipos deslotados en cuanto a sus planteles en este certamen. Son dos Fórmula Uno, pero deben tener un buen conductor y una estructura. Para mí este torneo es un ejemplo clásico de la fábula de la tortuga y la liebre. La tortuga termina ganando la etapa con base en persistencia, trabajo humilde, sencillo. Y la liebre se echó a dormir en momentos claves. En partidos que debieron ganar (los del Astillero) se sobraron y lo terminaron pagando.

El nuestro es un campeonato complicado, pero que permite recuperación. Esta que está por terminar es solo una etapa y los dos equipos del Astillero están en Copa Libertadores y esperamos que les vaya bien en los octavos de final.

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Eso es positivo, no todo es negativo porque avanzaron en la Copa. Perdieron la primera fase del torneo ecuatoriano, pero se viene la segunda y este es un campeonato largo. Barcelona y Emelec son equipos F1 por sus plantillas y si no terminan primeros, o máximo segundos, no les habrá ido bien.

Hay que analizar las cosas de forma objetiva: están en segunda instancia de la Libertadores, son equipos sólidos y tienen otra oportunidad, no han perdido del todo. Pero tienen que rectificar mucho, e insisto: no echarse a hacer la siesta cuando no deben hacerlo y saber que todos los partidos y todos los puntos son importantes. (O)