Era el 17 de diciembre de 2006 cuando José Francisco Cevallos, puño en alto, se despedía de los hinchas de Barcelona en la Casa Blanca. Terminaba un ciclo en el club al que ingresó en 1990. Prometía que volvería algún día al equipo con el que alzó las copas nacionales de 1995 y 1997, con el que vio tan de cerca la Libertadores de 1998, con el que se salvó dos veces del descenso, con el que vivió penas y alegrías. Al cabo de una década de esa despedida, el ahora presidente suma una corona más para su cuadro, la estrella 15, que lo enorgullece.