Alfredo Relaño
Director del diario deportivo AS, de Madrid

El regreso de Cristiano Ronaldo resultó feliz (el sábado pasado). Abrió el marcador a los cinco minutos, acompañó al equipo en su goleada 5-2 ante Osasuna y, noticia, dejó el campo a la hora de juego. No apuró el partido, como solía, para anotar goles en una tarde que se había puesto propicia para ello.

Se diría que Ronaldo ha tomado conciencia de que más le vale ahorrar cada semana un poquito para llegar al final de la temporada con más.

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Fue un hecho notable en un partido que Osasuna jugó muy bien de media para adelante, pero no así de media para atrás. Se movió bien, pero fue un saco sin fondo. Y si al Real Madrid le das facilidades...

Luka Modric fue otra vez la estrella. A Álvaro Morata se lo vio incómodo, ansioso por marcar. Con Gareth Bale y Cristiano mezcla peor que con Karim Benzema, que hace un juego de enlace que él no tiene. Su ventaja es que puede jugar en los lados. De hecho, cuando se fue Cristiano él ocupó la banda izquierda. Encontrará ratos y goles.

Y gustó Danilo esta vez. Incluso marcó un gol. No tiró centros, que es donde falla, pero apoyó al ataque con su constante presencia y empuje. En conjunto, el Madrid hizo un primer tiempo soso y un segundo en el que convenció algo más. El 5-2 final compensó a los que pasaron el calor de la tarde.

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Pero la felicidad madridista llegó del Camp Nou, donde el Alavés, orden y eficacia, ganó. Luis Enrique reservó a Andrés Iniesta, Lionel Messi y Luis Suárez, y sin ellos el Barça, claro, no puede ser lo mismo. Fue tirando de ellos durante la segunda parte, pero ni con ellos.

Admirable Alavés (ganó 1-2), un equipo nuevo, con entrenador nuevo y mayoría de jugadores reunidos este verano. Jugó muy atrás, con mucha gente protegiendo el área, pero se desplegó con buen estilo y marcó dos goles claros, limpios, bien fabricados y mejor terminados. Luis Enrique se alejó de su once tipo y se llevó un chasco. Fue un batacazo en toda regla. (O)