El jueves anterior se cumplieron 90 años de la llegada a Guayaquil de uno de los personajes más influyentes en la vida deportiva de nuestra ciudad y del país: George Lewis Capwell Cronin. Para conmemorar este acontecimiento circulará en breve un libro biográfico que recoge la vida del Gringo guayaquileño, como lo llamó el recordado periodista Manuel Chicken Palacios Offner en un artículo hace más de 70 años.

Es una tarea muy complicada reunir los elementos para una biografía de los próceres de nuestro deporte. En los organismos deportivos no existen archivos suficientes porque los dirigentes desprecian la historia y creen que el deporte nació y va a morir con ellos. Lo hemos constatado al buscar detalles para la biografía de Manuel Seminario Sáenz de Tejada, padre del deporte ecuatoriano, que también circulará próximamente.

Hasta el tiempo en que Julio Ramírez presidió la Federación Deportiva Nacional del Ecuador sobrevivía un cuidado archivo que elaboró desde 1946 nuestro maestro vicentino Gerardo Guevara Wolf. Un tesoro que consultamos muchas veces y que los sucesores de Ramírez mandaron tirar al piso en una habitación oscura. No nos lo contaron, lo vimos. ¿Cuánto se habrá ya perdido de ese material histórico? Por lo que apreciamos, diríamos que no queda nada.

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Para elaborar la biografía de Capwell buscamos detalles en los viejos diarios y revistas con la ayuda de Miguel Vargas y Xavier Ballén, ejemplares colaboradores de la Biblioteca Municipal de Guayaquil, prestos siempre a colaborar con los investigadores. Fuimos a las fuentes, a veces lejanas. En la universidad en que estudió Capwell recibimos la inestimable colaboración de Jenifer Kuba, principal de la Biblioteca Folson del centro de estudios, con documentos y fotos sobre la vida estudiantil de Capwell. Otros auxiliares en el empeño de hacer la obra fueron Richard Capwell y Mark McGuinnes, nietos de don George. Finalmente, acudimos a la ficha del prolífico Diccionario Biográfico del Ecuador, escrito por nuestro amigo el historiador Rodolfo Pérez Pimentel.

Capwell nació el 2 de julio de 1902 en Olean, estado de Nueva York, y fue el mayor de tres hermanos. En 1906 su padre, ingeniero John Capwell, fue a trabajar en la Zona del Canal, en Panamá, donde George Capwell permaneció hasta los 20 años y aprendió a hablar español. Desde su niñez practicó deportes, especialmente natación, béisbol y básquet, lo que le permitió adquirir una recia contextura adecuada a su elevada talla, según relató en 1951 su compañero Floyd Tift. “Era de estatura más que mediana y muy fuerte, al punto que tenía ancho el tórax y gruesos los brazos y piernas. Como se dice, era de cuerpo casi cuadrado; su tez blanca rosada, los ojos azules, el pelo café, pero lo fue perdiendo en los años veinte hasta quedar casi calvo al arribar a Guayaquil”, dice Pérez Pimentel en su Diccionario.

En 1920 ingresó al Rensselaer Polytechnic Institute, en Troy, Nueva York, y continuó la práctica de los deportes. Capwell confesó en 1932 a la revista Semana Gráfica que su meta era ser entrenador deportivo, pero que su padre le impuso que estudiara ingeniería eléctrica. Llegó a ser uno de los mejores jugadores de fútbol americano, natación, saltos ornamentales, básquet y béisbol. En 1925 se graduó en su universidad y se vinculó a American Electric Bond & Share Co. y fue enviado a Cienfuegos, Cuba. En 1926 le ordenaron que se traslade a Guayaquil como funcionario de la Empresa Eléctrica del Ecuador Inc.

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Para encontrarse con un hermoso destino de leyenda, Capwell llegó a Guayaquil el 14 de abril de 1926, junto al belga Gustavo Bross y sus compatriotas Nathan Myers (quien lo acompañaría largos años en todas las faenas profesionales y deportivas) y Kart O’Brien para trabajar como ingeniero eléctrico en la planta ubicada en el barrio del Astillero. Hizo amistad con Víctor Hugo Peñaherrera, quien lo llevó a jugar básquet en su equipo Vanguardia Deportiva y luego en el Unión. En 1927 Capwell entusiasmó a empleados y obreros de la Empresa para que hicieran deporte y alquiló unas canchas en el viejo local del Guayaquil Tenis Club, en Vacas Galindo y Cinco de Junio, donde hizo torneos de básquet y boxeo.

En 1929 propuso a sus compañeros Lauro Guerrero y Peñaherrera crear un club entre el personal de la empresa. La sesión constitutiva fue el 28 de abril de ese año, día en que se fundó el Club Sport Emelec. También en 1929, con Capwell como jugador y entrenador, Emelec logró el primer título de su historia: campeón de básquet en el torneo de la Federación Deportiva del Guayas.

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Desde entonces, hasta 1946, la tarea de Capwell fue titánica. Dotado de una dinamia y capacidad organizativa excepcional convirtió a Emelec en la primera fuerza deportiva de Guayaquil y en el club más organizado del país. Fue invencible velocista en natación, ornamentalista de nota, gran basquetbolista y el mejor cátcher en béisbol. También se atrevía a subir al cuadrilátero para probar la fuerza de sus puños. Lo que más se recuerda es su temperamento ganador, siempre en la búsqueda de la victoria.

En la década de 1930, con Capwell al frente, Emelec fue campeón en boxeo, cinco veces en béisbol, tres veces monarca en básquetbol, uno de los más poderosos en natación. Los éxitos continuaron en los años 1940 con un gran equipo de fútbol. Bien podríamos decir que el gran nivel del deporte guayaquileño, que le valió a la ciudad el título de ‘Capital Deportiva del Ecuador’, se debió en gran parte a George Capwell.

Uno de los más bellos legados del Gringo Guayaquileño fue haber dotado a Guayaquil de la primera piscina de 25 metros y una cancha de básquet junto a la planta eléctrica; de un campo de béisbol en el antiguo Jockey Club y el primer estadio con césped que tuvo Guayaquil, construido con su esfuerzo: el estadio que fue bautizado en su homenaje –hasta hoy– como George Capwell.

El 30 de septiembre de 1946 Capwell se despidió de Guayaquil, pues su empresa lo enviaba a Panamá, donde estuvo por nueve años para retornar a nuestra ciudad. El mismo rato en que ascendía por la escalinata del avión, Emelec se convertía, por primera vez en su historia, en campeón del fútbol guayaquileño. Volvió en mayo de 1955 y fue nombrado presidente vitalicio de Emelec. Estuvo hasta 1967 en que un derrame cerebral lo obligó a jubilarse y regresar a Estados Unidos, donde falleció el 7 de enero de 1970. (O)

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El gran nivel del deporte guayaquileño, que le valió a la ciudad el título de ‘Capital Deportiva del Ecuador’, se debió en gran parte a George Capwell. Hasta 1946, su tarea fue titánica.