“El fútbol es demasiado negocio para ser solamente un deporte, pero es demasiado deporte para ser solamente un negocio”. La frase, cuyo autor se fue perdiendo en la alcantarilla del anonimato, tiene ya visos de axioma. Es brillante. En el Real Madrid como que la recuerdan, pero con el orden invertido: el marketing primero, la pelota después. Es el club número uno del mundo en ingresos desde la presidencia de Florentino Pérez, pero se le escapan los títulos, uno tras otro.