Usain Bolt es eterno. Cuando parece que peor está, vuelve a resurgir. Cuando parecía que su ciclo llegaba a su fin en Pekín, en el lugar que había nacido su leyenda, volvió a volar en el Nido del Pájaro, en el mismo lugar que sorprendió en los Juegos de Olímpicos de 2008.