Dos partidos hubo de Chile y Perú. Uno de 19 minutos, hasta la expulsión del incorregible Carlos Zambrano. El otro, el que ganó Chile. En el primero se vio un excelente planteo peruano, de jugar sin temores ante el gran favorito al título, de disputarle el mediocampo con buen toque y buscar el arco del extraordinario Claudio Bravo (modelo del arquero actual, eficiente, atlético, difícil de batir). En ese lapso, Perú controló el juego, fue superior; lo rubrican un cabezazo de Farfán al palo, con Bravo ya vencido, y una bomba de Lobatón arriba que salvó el arquero del Barcelona echando al córner.