“Muchos aficionados que no conocían porqué Barcelona es el ídolo ecuatoriano lo comprobaron el miércoles por la noche en el estadio Atahualpa, con ocasión del cotejo ante El Nacional. La noche del 16 de abril de 1975 entró ya, definitivamente, en el calendario histórico deportivo con una victoria de Barcelona por la que nadie daba un medio”, señaló hace 40 años Alfredo Rodríguez Coll, corresponsal de EL UNIVERSO en la capital.

El periodista ensalzaba el aguerrido desempeño canario en un compromiso que casi no se cumple. Sin entrenar seis días, Barcelona se presentó en la capital pocas horas después de concluir una huelga amarilla. La grave disputa entre dirigencia y futbolistas –que exigían la renuncia del doctor Mario Moncayo Merino, presidente del club– se originó por el atraso en el pago de salarios.

“La penuria económica no ha permitido a los directivos financiar a Barcelona, y varias obligaciones contraídas con los jugadores y técnico no han sido cubiertas en su totalidad”, dijo este Diario el 9 de abril, y añadió el papel de la dirigencia: “todo ha sido bla, bla, bla”.

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Paralizadas las actividades de los futbolistas estos, tras mantenerse impagos, el 14 de abril de 1975 anunciaron su decisión de “retirarnos como jugadores de Barcelona mientras permanezca el actual directorio” y advirtieron que no medirían a El Nacional, 48 horas después, si no se cumplía su exigencia.

El 15 de abril, directivos, el plantel torero y miembros de la Agremiación de Futbolistas, protagonizaron una dilatada sesión que se prolongó hasta las 03:00 de la madrugada del día siguiente, cuando “terminó la incertidumbre en Barcelona” con la renuncia de Moncayo y la convocatoria a elecciones.

Se armó de urgencia el viaje a Quito, donde “Barcelona escribió una página brillante en la historia del balompié rentado ecuatoriano, ya que no habiéndose concentrado sus jugadores, permanecido hasta las 03:00 de la madrugada del día del partido discutiendo problemas de la crisis interna del club, y sin haber practicado una semana, sacó a relucir su mística”, reseñó EL UNIVERSO.

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Del 1-3 frente a El Nacional –en una “jornada memorable” en la que cayó el último invicto del torneo “con espectaculares goles de Stalino Sánchez y (Washington) Muñoz en dos ocasiones”–, este Diario resaltó que la sorpresa se dio por “ese ‘algo’ que ha hecho de Barcelona un ídolo y que lo ha colocado como el equipo del pueblo”.

Brilló el Chanfle Muñoz, quien “buscó repetidamente la oportunidad de probar su fortísimo disparo y fue el más destacado, pues estuvo en los tres goles: el primero tras un córner, el segundo mediante perfecto tiro libre, y, en el definitivo, al cobrar magistralmente un tiro penal”. (D)

Arrastramos un déficit de anteriores directorios. Vamos sacando a flote la nave de Barcelona gracias a nuestros esfuerzos.Mario Moncayo Presidente torero, el 13 de abril de 1975