Por: Otón Chávez | ochavez@parquedelapaz.com

Fue el arquitecto del Monumental, de Barcelona. También el autor intelectual de la reconstrucción del Capwell, en 1991, y dejó los diseños de la remodelación definitiva del escenario azul para 40.000 asistentes.

El ser humano es una de las especies más débiles que habitan el planeta Tierra. Tiene que vivir en sociedad y es por ello que nos integramos masivamente, pero a la vez creamos condiciones y somos capaces de hasta cambiar la naturaleza. Para bien o para mal.

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En los múltiples encuentros que vivimos con Ricardo Mórtola la sonrisa siempre estuvo presente, sin ninguna clase de excepciones. Y ya sabemos, por otro lado, que una de las manifestaciones más alegres del ser humano es el deporte. Conocí a Ricardo cuando él era joven en las oficinas de otro arquitecto, Juan Péndola, en unión de su hermano Fernando. También coincidíamos en las citas que cotidianamente teníamos con el gran periodista y comunicador Xavier Benedetti Roldós. Comenzábamos con un chiste y terminábamos casi en chacota.

Gran simpatizante del deporte, Ricardo fue el gestor intelectual de la arquitectura para el estadio de Barcelona, cuya construcción se originó bajo circunstancias especiales. A comienzos de los años 80 los clubes guayaquileños se quejaban del alto costo del alquiler del Modelo (ahora Alberto Spencer) y comenzaron para buscar sus propias iniciativas. Es así como el entonces presidente León Febres-Cordero donó 160 millones de sucres para el estadio del Aucas, en Quito, y el de Barcelona, en Guayaquil.

Se reunían en la Gobernación, que ejercía por esos años Jaime Nebot Saadi, con el periodista Benedetti, Galo Roggiero Rolando, presidente canario; y Ricardo Mórtola Di Puglia para buscar un terreno y hacer el gran estadio. Surgió la idea de hablar con el inspector de Terrenos de la Junta de Beneficencia, el expresidente de Emelec, Gabriel Roldós Garcés, quien al comienzo se negó porque se trataba de Barcelona, pero luego claudicó cuando se le dijo que el estadio era para Guayaquil.

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Gabriel Roldós los llevó al único sitio grande que se disponía en esos tiempos, que es donde actualmente está el Monumental. Luego se pusieron en contacto con la empresa de construcciones que dirigía el también barcelonista Alfredo Gregor. Ya en la broma, entre amigos y adversarios deportistas, la risa era que los emelecistas Roldós Garcés, Benedetti Roldós y Mórtola Di Puglia trabajaron para los amarillos; mientras que los barcelonistas Nebot, Roggiero y Gregor lo hicieron por el Barcelona de sus amores.

En otro capítulo, ya en 1982, el equipo de fútbol de Emelec entró en crisis. Tras una huelga se fueron algunos jugadores y con reservas y juveniles se jugó en el viejo y peludo Capwell, contra Liga de Portoviejo. El estadio se repletó y al presenciar esa circunstancia nació en Nassib Neme la idea de la reconstrucción del estadio que se plasmó en 1991, con el diseño de Mórtola.

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Pero también en 1982 el directorio eléctrico intentó vender el estadio Capwell. Y me alegro de haber encabezado a un pequeño grupo para impedir la venta y Mórtola fue uno de los más entusiastas en apoyar mis gestiones. Llegamos al Municipio, donde Bolívar Cali Bajaña, un alcalde emelecista, estuvo con la ley para impedir la transacción y con el apoyo periodístico de este Diario y la revista Estadio, cuando la dirigía Guillermo Valencia León, Valenciano, la venta no se produjo. Hidalgamente los que inicialmente desearon la adquisición retiraron el cheque de la primera cuota sin presagiar que años después Mórtola sería el autor intelectual de la reconstrucción del Capwell y que dejó los diseños de la remodelación definitiva para 40.000 asistentes que llevará adelante el presidente Neme. Mórtola, junto con Ricardo Vasconcellos Rosado, conformaban la comisión para el museo eléctrico en un sector de Las Peñas.

Ampliamente es conocido que Mórtola Di Puglia fue el autor de muchos estadios nacionales y extranjeros; edificios, ciudadelas y del complejo deportivo Parque Samanes, recientemente construido por el Gobierno en el norte de Guayaquil; pero me la juego: en América del Sur Mórtola fue el más grande arquitecto deportivo, para orgullo de Guayaquil.

Quiero llegar con mis palabras a sus hijos, a los seres que amó y que lo amaron, a su hermano y familiares, a la hinchada deportiva especialmente a la azul y lamentar el prematuro adiós de Ricardo. Pero sobre todo recordar siempre al ser que nunca conoció la tristeza, pero que nos deja acongojados por primera vez. Y también congratular al Municipio que va a eternizar su recuerdo, junto a otros grandes arquitectos guayacos, en una calle o monumento a construirse. Sin ninguna duda, Ricardo habría festejado en el 85º aniversario de Emelec en las graderías del estadio Capwell, junto a la gallada de la Boca del Pozo.

Sin ninguna duda, Ricardo Mórtola habría festejado el 85º aniversario de Emelec en las graderías del estadio Capwell, junto a la gallada de la Boca del Pozo.